sábado, 29 de diciembre de 2007

¡Feliz 2008!

Las navidades pasaron y SALOMÓN ya podemos decir que es una realidad. Y por lo visto hasta el momento parece que es una realidad que va gustando mucho. El objetivo ya podemos decir que está más que cumplido. Muchos rieron durante las dos proyecciones - la de Zaragoza el día 21 y la de Candasnos el día 26 - y algunos se emocionaron al final del cortometraje. Especialmente tengo que reconocer que yo también me

emocione cuando ví que los actores del corto, Txema Blasco y Juan Manuel Chiapella dejaban caer algunas lágrimas al final del estreno en Zaragoza, así como algunos miembros del equipo de producción. A todos ellos, a todos los que la historia de Salomón les ha emocionado tanto como a mí, gracias por conseguir que creyera que todo el esfuerzo durante este año 2007 que se nos va, ha merecido la pena.


Gracias también a todos los que se han acercado a decirme que el cortometraje les ha emocionado. Gracias a todos los que se han hecho eco de la noticia, a todos los medios que durante este 2007 se han preocupado de guardarnos un espacio en sus programas, desde antes del rodaje hasta el mismo día del estreno. Esta misma semana aparecían dos artículos en el Diario del Altoaragón hablando sobre el cortometraje. Para verlos pinchar aquí y aquí.


Gracias a todos los que han aportado su granito de arena, mayor o menor para que hayamos podido rodar este cortometraje, que justo ahora comienza a dar sus primeros pasos. Sólo queda restarle suerte en el futuro 2008, dónde espero y deseo fervientemente que consiga emocionar o captar la atención de los espectadores que consigan verlo.


A todos los que habéis hecho posible que Salomón pase del papel a la gran pantalla: GRACIAS.


Curiosamente, y sin saberlo, cerramos esta navidad convirtiéndonos en pioneros. Algo en lo que yo no había caído y que tras hablar con algunos de los asistentes a la proyección del pasado 21 de diciembre, tengo que reconocer que me hace especial ilusión. Al parecer (que alguien me corrija si me equivoco), Salomón ha sido el primer cortometraje en proyectarse en HD en Aragón. Gracias desde aquí a Christie Digital, que nos facilitaron un proyector de HD para el día del estreno. Ojalá este sea el primero de muchos otros cortos aragoneses en HD que podamos disfrutar en la máxima calidad posible todos los que amamos el cine en nuestra comunidad.


A todos los que os acercáis por este pequeño espacio de vez en cuando: FELIZ 2008. Seguro que el año próximo es un año...de cine. Adjunto algunas fotos de los dos estrenos de Salomón estas navidades.











miércoles, 12 de diciembre de 2007

Últimas compras antes de que nazca el bebé...

La comparativa no tiene mérito ninguno. Pues son muchos los que comparan una película o un cortometraje con un parto. Porque realmente es como dar a luz a un pequeño niño. En este caso docemesino (vamos todo un experimento). Y como todos los niños que se esperan con ilusión, antes de que nazca hay que hacer algunas compras para que el pequeño se encuentre a cuerpo de rey. Pues bien...una de las últimas compras (no pagadas en este caso, jeje) es el cartel de SALOMÓN, que puedo al fin colgar aquí gustosamente. Obra y diseño de Fernando Martín, un crack en esto de la composición visual.



Y claro...para llegar al cartel definitivo pues suele haber unos pasos previos, como toda buena obra, en la que se hacen descartes de diseño y de identidad. Aquí los cárteles boceto que se descartaron y que desgraciadamente nunca verán la luz. Mi pequeño homenaje a este hombre que ha invertido varias horas de su vida para regalarle estos peducos al bebé que está a punto de nacer.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Rectificar es de sabios.

Insólito pero cierto, la Academia ha sabido rectificar. Las casi 4000 firmas recogidas en la plataforma de protesta para que la entrega del Goya a mejor cortometraje volviera a la gala han servido.
De nuevo un cortometraje español está alumbrando a toda Europa. Se trata de alumbramiento de Eduardo Chapero Jackson, que acaba de lograr el galardón a mejor cortometraje europeo del año. Curiosamente no está entre los seleccionados para competir este año.
Como siempre se cumple la norma de que los premios no deben tenerse en cuenta para medir la calidad de una película, en este caso de un cortometraje.

viernes, 7 de diciembre de 2007

El iglú, posiblemente el mejor corto del año.

Hace días que me pica el gusanillo de escribir sobre un cortometraje que me tiene abrumado, considerando que se trata de una ópera prima: El iglú de Carlos Val. Lo hago poque justamente ahora arranca el XII Festival de Jóvenes Realizadores de Zaragoza . Y lo hago, porque este año hay un corto, que al menos a mi parecer tiene una factura impecable. Es cierto que otros cortometrajes aragoneses de este año me han dejado paralizado en cuanto a la calidad de lo que se está realizando en Aragón...Pero sencillamente con el segundo visionado que pude tener de El iglú en el Centro Cultural CAI me sucedió lo que con otros cortos no me había pasado anteriormente. Y es que le encontré todavía más sabor que en un primer visionado.

Digamos que El iglú es ese cortometraje que a uno le hubiera gustado realizar. O al menos ese cortometraje con el que uno tiene la sensación que se está haciendo buen cine en Aragón. Su historia a diferencia del resto, o al menos a diferencia a lo que nos tiene habituados el cortometraje en nuestra comunidad no mira hacia su propio ombligo, sino que desde un punto de vista local cuenta una historia que trasciende a lo universal. Curiosamente los cortometrajes que están ganando premios en la mayoría de los festivales de nuestro país, son historias que trascienden a lo universal, o al menos que tocan temas universales. En este caso, su estructura narrativa se basa en la sencillez del boy mitch girl. Tema universal que funciona desde la etapa dorada del cine estadounidense. Algo tan sencillo y complicado a la vez que ha dejado innumerables buenas películas a lo largo de la historia del cine y que sigue y seguirá siendo caldo de cultivo para multitud de historias. En el caso de El iglú, un chico con problemas para hablar (casi mudo) que ha decidido viajar sólo para olvidar la muerte de un amigo y una joven lugareña que vive encerrada y enclaustrada en un lugar del que desea salir. Este encuentro fortuito propiciará que ambos encuentren regocijo en la otra persona. Contado así podría ser cualquiera de los cortos que estamos acostumbrados a ver. Contado tal y como lo ha contado Carlos, la historia adquiere un simbolismo, un peso dramático, un costumbrismo y sobre todo una realización bien hilvanada que facilmente y al ojo de cualquier espectador atento podría encontrar en varias ocasiones referencias (que no plagios) al mejor cine de Erice o al de los autores neorrealistas de mitad de siglo. Y digo referencias, porque creo y soy de la opinión que en los cortometrajes tiene y debe haber referencias de las que se beba. Debe haber un tono impreso, tal y como consigue imprimir Carlos a este corto. Debe haber por tanto una historia contada con un sello personal. Y sello sin duda este corto lo tiene. Amparado en este sello no sorprende por tanto encontrar apenas escasos diálogos a lo largo de los condensados minutos que el formato permite, o la ausencia total de música en los créditos finales. No sorprende por tanto, y permanece en la retina del espectador, la escena inicial en la que Carmen Barrantes ahoga con vino a una lombriz, o el momento en el que se descubre la flor rota tras haber logrado consumar ese amor repentino con el joven mudo. Esos breves momentos cargados de simbolismo (no sé hasta que punto sexual) que me parecen de una sutileza magnífica.


Si a esto le añadimos una Carmen Barrantes que bien pudiera recordar a la Jean Serberg de Al final de la escapada caminando junto a Jean Paul Belmondo por las calles de París, un paraje monegrino que enmarca y apoya perfectamente la acción transcurrida y que casi parece un protagonista más de ella y una fotografía - dirección artística cuidadas hasta el más mínimo detalle (atención al plano de Carmen Barrantes de espaldas observando el suelo al final del cortometraje) encontramos en El iglú uno de esos cortometrajes atípicos, originales y sin grandes pretensiones que no es poco en los tiempos que corren y que para servidor no pasa en absoluto desapercibido. Permanecerá pues en mi retina y en la de muchos otros durante un largo tiempo este cortometraje al que le deseo suerte en su paso por el Festival de Jóvenes Realizadores de Zaragoza. Al fin y al cabo los premios son importantes o no en la medida que pueden mantener a flote a un realizador, dándole a conocer a un mayor número de espectadores (sobre todo productores y profesionales del medio). Más allá de ahí, lo verdaderamente importante creo yo, es que cortometrajes como El iglú demuestran una vez más que se puede hacer buen cine en nuestra comunidad.

Nuevo trailer de SALOMÓN

Como soy un ñoqui y youtube no me reconoce la dirección de correo electrónico para poder colgar videos de Youtube aquí, os adjunto el enlace del nuevo (y último) trailer de SALOMÓN. Si alguien se anima a explicarme como se hace para que aparezca la ventanita de youtube en el blog, que lo diga porfavor.

Encontraréis la hora y fecha del estreno más abajo en otro post.

http://es.youtube.com/watch?v=jW6MGMU0tVo

lunes, 3 de diciembre de 2007

Adiós a 116 templos.

Acabo de ver las noticias de A3 y me he quedado frío cuando he visto que este año han desaparecido 116 salas de cine en todo el país. Por si fuera poco, muchas de las salas, templos cinematográficos para multitud de cinéfilos, que han intentado sobrevivir a la globalización de las multisalas llenas de adolescentes cargados de palomitas dispuestos a hacer de una película un infierno, han sido profanadas para transformarse en salas multi -juegos, dónde poder gritar, abuchear y tirotear a los compañeros que te rodean mientras juegas a un videojuego que se reproduce en la pantalla cinematográfica de manera simultánea a la del ordenador.


Se ha perdido el sentimiento de sala de cine como templo donde adorar y rendir tributo al séptimo arte. Ese templo donde perderse en la oscuridad de la sala para disfrutar de la proyección cinematográfica. Y no sólo se ha perdido, sino que ha dado paso a la mayor aberración posible: la masa. La implacable y atronadora masa, ajena a cualquier tipo de reflexión que pudiera ofrecer una película, sumida en el más absoluto desinteres por conservar el patrimonio cultural y capaz de devorar o transformar 116 salas en tan sólo un año. El cine como está concebido hasta el momento ya no interesa, pero perdonen que les diga, yo no admito que las salas multi -juegos sean la nueva manera de ver cine.


Que mal pinta el panorama para los que nos queremos dedicar a esto...


viernes, 30 de noviembre de 2007

Por un mundo mejor




Está claro que el mundo del guión no vive el mejor momento. En EEUU los guionistas se han plantado en huelga para revindicar sus derechos. Habría que plantearse cuanto tiempo tardarían los españoles en hacer lo mismo. Hoy 1 de diciembre, hay convocada una reunión por ALMA en Madrid para informar y debatir sobre el estado de los guionistas en nuestro país.
Guionistas mal pagados, con contratos irrisorios en muchos casos y que no cobran porcentajes de la venta de DVD,S son entre otros algunos de los problemas a los que están sometidos los guionistas de nuestro país. Algunos de mis compañeros del master se van a acercar a la reunión que me parece de carácter super importante tanto para los que se dedican como para los que queremos dedicar a la profesión.
Invito a la reflexión de quien quiera preguntarse porque sucede esto en nuestro país. Cual es el problema de raíz, cuando creo yo, a estas alturas, todo el mundo sabe que sin guionistas a día de hoy, apenas podríamos disfrutar de los informativos televisivos y en ocasiones ni siquiera eso.

jueves, 29 de noviembre de 2007

Trailer de SALOMÓN.

Al fin tenemos un trailer del cortometraje que estrenamos el próximo

21 de DICIEMBRE (viernes) en el CENTRO DE HISTORIA DE ZARAGOZA a las 17:30
Espero que les intrige para acercarse el día del estreno. Parece que al fin estas navidades podré dormir tranquilo tras todos estos meses de trabajo. Están todos invitados al estreno, que será tras el acto de la entrega de premios del II Certamen de guiones de la Delegación de Gobierno en Aragón.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

CUANDO EL CINE DE ANIMACIÓN ES DEMOLEDOR

Quizá lo único que se le pueda achacar a esta obra maestra del cine de animación es precisamente eso, que sea de animación y no de “carne y hueso”. Dicho esto, creo que Persépolis es una de las mejores películas que he visto este año en los cines y probablemente una de las mejores películas de animación que haya visto jamás.

En primer lugar por su historia, un conmovedor relato con el conflicto iraní – iraki de fondo durante toda la película contada a través de la mirada de una chica iraní que se ve obligada a viajar a Europa cuando el poder fundamentalista toma el poder en Teherán. Esta marcha – exilio de su país y la vuelta a su origen son los hechos que motivaron a su directora Marjane Satrapi a crear en el año 2000 la serie de comics Persépolis, que de manera autobiográfica ha traslado con gran rebeldía a la gran pantalla. Pues bien, a través de los ojos de esta niña y en apenas hora media iremos creciendo con ella, descubriremos como espectadores nuestro primer amor, recordaremos esa dura etapa llamada pubertad y sobre todo sufriremos en nuestras propias carnes el miedo que sufren y han sufrido miles de mujeres en varios países de oriente medio.

La película está contada con unos dibujos que recuerdan en según que momentos a las viñetas de Maitena. Dibujos de trazo sencillo, sobrio y con un blanco y negro parco para conseguir ese realismo animado que nos recuerda que de no ser así, seguramente esta historia sería mucho más desgarradora y demoledora de lo que ya lo es. Porque a pesar que en los primeros minutos cuesta adaptarse al mundo que Marjane Satrapi nos propone, una vez te introduces en él, es imposible perderse ni un solo pestañeo de todos las referencias cinematográficas que la película parece contener en su interior, mientras vivimos y empatizamos con la protagonista y sufrimos con ella la historia de su propia vida. De este modo habrá algunos que encontrarán reminiscencias expresionistas en grandes partes del film (sobre todo en las que narran los enfrentamientos entre irakíes e iraníes), otros que recordarán pasajes de cine negro en algunas de sus secuencias (atención especial merece la escena en la que la policía iraní persigue a un joven que lucha por mantener su integridad tras ser descubierto en una fiesta),y habrá incluso quien verá pasajes de La noche del cazador en algunas de las escenas de cuando ella es mucho más pequeña. Y seguramente no estarán equivocados, porque una directora capaz de contar de manera tan pulcra semejante historia, consiguiendo introducir varias escenas cómicas a lo largo de la película y con un perfecto manejo del paso del tiempo a lo largo de la película, seguramente haya visto todas esas referencias que parece tras esta pequeña gran obra maestra.

Mención aparte merece la música del film de Olivier Bernet, que impregna de emotividad y añade las notas necesarias para que la obra no se quede desnuda. Sin edulcorante ni excesivos pasajes “sentimentalistas” a lo largo de la película, las notas de guitarra y una particular visión de “The eye of the tiger” mientras nuestra protagonista se despierta de su larga depresión son de lo mejor del film. De semejante puesta en escena, concreción, síntesis y sinceridad a la hora de reflejar un conflicto que cambió el curso de oriente, sólo queda felicitar a su directora con premios en Cannes (Premio del jurado) y con la nominación por Francia para la próxima entrega de los premios oscar. Un peliculón de casi obligado visionado, que desgraciadamente y debido a la crueldad que esconde tras su planteamiento sólo puede contarse a través de la animación.

martes, 6 de noviembre de 2007

TIERRA: esperar a verla en televisión el mayor de los errores

Quede claro que no soy un apasionado de los documentales de animales ni tampoco una persona que sea pro –ecologista verde afiliado en algún tipo de organización no gubernamental que intenta salvar el medio ambiente.


En los tiempos que corren creo que hay que prestarle especial atención a este documental que le ha salido por un ojo de la cara a la BBC y que narra desde un punto de vista bastante original, como nuestro planeta está cambiando en gran medida por nuestra inconsciencia medioambiental. Tierra es una buena excusa para acercarse a las salas a ver un documental que pese a tener todos los elementos de cualquier documental al uso de la sobremesa televisiva sorprende visualmente e impacta en su magnitud tanto espacial, como temporal. Detrás de Tierra se esconde por desgracia cierto tufillo ecologista, que seguramente sea lo único que se le pueda achacar a esta producción, que continuando la estela que sembrara Una verdad incómoda en los cines, nos muestra un planeta distinto, mucho menos titánico de lo que pensamos y sobre todo con una diversidad y una historia que a nuestra reducida conquista espacial supone sin duda la mayor maravilla que hayamos visto jamás. En Tierra se mezclan varias historias de animales que debido al cambio climático, no provocado por nosotros, pero sí incrementado por nuestro mal uso de la energía que hemos aprendido a administrar, se ven obligados a cambiar parte de sus rutinas, migraciones, apareamientos, etc para intentar sobrevivir. Es por eso, que sabiendo los tiempos que corren, me parece más que acertado, aunque demasiado explícito el mensaje que deja la película. Primera buena razón para ir a ver Tierra.

Tierra recuerda en una de sus historias a la contada a través de los ojos de los pinguinos en El viaje del emperador. Recuerda a los documentales del Nacional Geographic, pero lo hace desde una perspectiva distinta. El punto de vista de la inmensidad de nuestro planeta, de la diversidad que en el existe y del peligro que este corre se convierten en el epicentro de varias historias protagonizadas por elefantes, ballenas, osos polares, pájaros y monos. Así pues, sentarse en la butaca para ver Tierra, supone sentarse en el asiento de un avión y recorrer desde los cielos prácticamente los cinco continentes. En dos horas, el mejor viaje posible nos llevará desde los desiertos del Kalahari a las cataratas de Iguazú, de los bosques de acacias del Polo Norte al océano Atlántico. Tierra consigue transmitir esa sensación de inmensidad a través de una cuidadísima realización, de varios guiños al espectador en forma de chiste, y sobre todo de unas imágenes espectaculares, obra y trabajo del equipo de la BBC que ha estado varios años recorriendo el planeta para ofrecernos las imágenes más impactantes que se recuerden en mucho tiempo, y que simplemente ha brindado la naturaleza.
Sin artificios, sin decorados, sin iluminación ni dirección artística. Sin actores. Solamente robando varios planos a la intimidad de los animales, armándose de paciencia y con un gran gusto a la hora de armar un historia sencilla pero bien elaborada. Esa sería la segunda buena razón para ir a ver Tierra a los cines. Esperar a que salga en DVD o a que lo emitan en televisión sería un error.

Cronemberg siempre fue un macarra

No entiendo porque tras ver Promesas del Este me queda la sensación de que Cronemberg se intenta disfrazar de algo que no es. Quiero partir de una breve teoría que me ronda en la cabeza desde hace días, y que por desgracia no encuentra personas que la compartan. La que cuenta que Promesas del Este, es una película que se ha sobrevalorado.

En contra de toda la sinergia de críticas creo que Promesas del Este no pasa de ser un film convencional, con algunos destellos de buena realización, normales por otra parte en un director con la experiencia de Cronemberg pero con algo que a mi gusto hace que la película se desinfle conforme van pasando los minutos: la gran autocensura que parece haber en toda la película y que desemboca en un edulcorado y casi ridículo final que parece más una final made in Walt Disney o Frank Capra, que el de una película de Cronemberg.

La película parte de un planteamiento interesante. (No leer este párrafo si no se vio Promesas del Este) Anna, una comadrona (Naomi Wats) se tiene que hacer cargo de un bebé, porque su madre ha fallecido. A través del diario de la madre la comadrona descubre que el bebé es fruto de una antigua violación de un mafioso ruso afincado en Londres. La comadrona hace todo lo posible para que la mafia no recupere al bebé enfrentándose ella sola a una de las familias de mafiosos rusos más importantes de Londres. El chofer de la familia, Nikolai (Viggo Mortensen), atraído por Anna ayuda a ésta y a su vez intenta escalar puestos dentro de la organización de mafiosos. Personalmente, me ha dado la sensación de dos historias solapadas, que poco o nada tienen que ver la una con la otra. Por un lado, la historia de Anna. Por otro, la personal, en la que Nikolai acaba vendiendo su alma al diablo para formar parte de la familia de mafiosos rusos. Que ambas historias se tengan que cruzar en una forzada historia de amor me parece correcto. Que la historia de amor tenga que acabar bien me parece un gran error. Sobre todo si echamos la vista atrás y pensamos en los trágicos finales de muchas de las películas anteriores de Cronemberg.

Me molesta pues, que Cronemberg, un director macarra en su más pura expresión, capaz de voltear la realidad que nos envuelve y devolvernos a través de su mirada, una realidad deforme, visceral, monstruosa, crítica y desgarradora, nos ofrezca un final tan made in hollywood, tan edulcorado, tan poco Cronemberg. Sigo rumiando que quiere expresar con ese último plano en el que la cámara se acerca a Nikolai mientras escuchamos de nuevo la voz en off del diario de la madre (en una frase, que por cierto ya escuchamos anteriormente).

Y como ya se ha comentado hasta en las revistas especializadas en artes marciales no me alargaré mucho en la que seguramente sea la mejor escena del film y que probablemente quedará para el recuerdo como una de las mejores y más intensas peleas rodadas en mucho tiempo que sobrecoge en su crudeza y levanta de la butaca al espectador más acostumbrado a escenas violentas. Una pelea en estado puro, que simbólicamente Cronemberg parece haber rumiado a conciencia para desnudar a Nikolai, y recordarnos a nosotros espectadores, acostumbrados a ver violencia de manera habitual, que los cuchillos cortan de verdad, los heridas duelen mucho, y la sangre es roja y caliente. Algo que hasta se parece percibir en según que momentos de la pelea. Ese es el Cronemberg de verdad, o al menos el que a mí me gusta. El Cronemberg macarra capaz de hacerme sufrir con imágenes que rozan lo desagradable pero que me mantienen enganchado a la pantalla sin poder apartar la mirada. Para sonreír y que el héroe al final consiga su objetivo, ya hay otros que para mí lo hacen mucho mejor que Cronemberg. Pensar que Promesas del este, según he leído por ahí en alguna parte, es la obra cumbre de este director, me parece desprestigiar films como La mosca, Videodrome, El almuerzo desnudo o Una historia de violencia, su anterior película, en la que al menos, si Cronemberg no era tan descarado como en otras oscasiones, si hablaba sobre la verdadera identidad, uno de los temas que ha sabido tratar como pocos a lo largo de su filmografía, y que por desgracia no aparece en Promesas del Este. A los que no les importe que un director con un sello tan particular como el de Cronemberg intente ser algo que no es, seguramente adoren esta película. Para mí no deja de ser un film convencional impropio del talento de este autor canadiense.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Vida más allá del montaje

En los últimos días varias personas me preguntan si “Salomón” está acabado. Técnicamente sí es mi respuesta en la mayor parte de los casos. Pero tan sólo técnicamente. En la última semana, me he dado cuenta, que la mayor parte de los mortales desconocen el largo proceso que se esconde tras el último visto bueno al montaje de un producto audiovisual de ficción, en este caso, tras el montaje de un cortometraje. Cuando digo la mayor parte de los mortales excluyo por tanto a cinéfilos, amantes del cine en particular, o del audiovisual en general, personas que trabajan en el oficio y por supuesto freaks de lo técnico, de la informática y de los procesos de post-producción. Curiosa palabreja esa, que nos hemos inventado, para acuñar todas las labores que se llevan a cabo tras la producción. ¿Qué se hace en la post-producción?

En los inicios del cine, y durante unas cuantas décadas, la post-producción se reducía a colocar ínter títulos entre las imágenes (en tiempos del sonoro) y a añadir una banda sonora que acompañara las imágenes. Una vez llegó el sonoro, además los grandes estudios se preocuparían de que el oído no engañara a la vista, o lo que es lo mismo, que hubiera una concordancia entre lo que se ve y lo que se escucha. Un claro ejemplo de este cambio, está en una de mis películas favoritas, Cantando bajo la lluvia. Surgiría así el doblaje, los efectos sonoros, la música incorporada, etc.

De la imagen ya mejor no hablo, porque desde Meliès se ha trucado la imagen en la post-producción, alterando así su impresión nativa sobre el celuloide. ¿Qué ha cambiado pues entre estos inicios y los tiempos contemporáneos? La informática. La llegada de los ordenadores y de la revolución digital. La posibilidad de crear películas con un ratón, un teclado, la imaginación de sus creadores y habilidosas herramientas puestas al servicio de las mentes turbulentas de quienes pretenden contar historias. Y así llegaron películas como Final Fantasy, íntegramente creadas a partir de programas de ordenador.

A pequeña escala y con grandes diferencias a la industria Pixar por poner un ejemplo, la informática es algo que está al alcance de quienes comenzamos en esto del audiovisual. Yo no soy muy amigo de ella, digamos que nunca me he llevado excesivamente bien con las máquinas, pero reconozco que su trabajo, puesto al servicio de quienes dominan los programas de ordenador, supone una verdadera chistera, de la cual nunca sabes hasta que punto el truco puede llegar a ser excesivamente bueno. Es ahí, dónde la post-producción se alarga y alarga, hasta acabar desquiciando (placenteramente) a directores, productores, etc. Es decir, el producto mejora, pero eso lleva tiempo y por tanto dinero. Desde borrar un simple micro que se ha colado en un plano que deseas añadir en montaje, hasta crear universos que no existían a partir de pantallas de croma, cambiar todos los colores que desees, mezclar sonidos hasta crear ambientes casi perfectos, etc.

Haciendo uso del nuevo término adoptado esta semana pasada por la Real Academia de la Lengua yo flipo. Flipo porque para ser un buen director en este siglo ayuda mucho conocer los procesos que existen en la post-producción para sacarles el mayor rendimiento, y aprovechar así todos los recursos que ofrece, que ayuden a mejorar la historia que quieres contar. Se convierte en algo casi imprescindible para dirigir hoy en día (no entro a valorar si es positivo o negativo). Y también flipo, porque muchas veces se tienen demasiado en cuenta estos recursos. Y la historia en multitud de ocasiones se diluye, se pierde entre tanto alarde técnico, tanta competencia por conseguir el color más puro, o el sonido más aterrador en post-producción, o el decorado en 3D más fascinante ¿Ayuda la post-producción a mejorar tu producto? Sí, mucho. ¿Es lenta? Sí, mucho. ¿Es necesaria? Sí, por supuesto. ¿Se puede realizar una buena película que llegue a emocionar al espectador sin hacer un uso excesivo de los elementos dispuestos por la informática en este proceso? Desde mi punto de vista indudablemente.

Es por eso, que cuando alguien me pregunta si “Salomón” está acabado, yo interiormente pienso que sí y siento que sí, no al cien por cien, porque le falta por supuesto la banda sonora, y esa es una parte creativa de vital importancia en el cine, que puede levantar una escena que este muerta, o intensificar una que sin música, simplemente se quedaría en una escena más. Pero contesto que técnicamente sí, porque sé que queda un largo camino por recorrer, que evidentemente dejo en manos de los que lo conocen. Aquí llega el punto, en el que como director, simplemente te dedicas a supervisar los procesos que se van dando de manera paralela (retoques de color, post-producción de audio, etc). Un tramite necesario, que ayuda notablemente a que el producto final sea creíble, y a mejorar el corto. Una parte del proceso de hacer cine que ha pasado de convertirse en habitual, a convertirse en imprescindible. Una parte que reconozco es más que útil para mejorar lo que ya está rodado y montado, pero a la que no le profeso mucho amor, o por la que no me siento excesivamente atraído. Lo cual no quita, que luego sea el más puntilloso a la hora de comentar que tal sonido está demasiado alto, o que tal color amarillo está demasiado saturado. Rara es la película en la que más de un 80 o 90 por cien de sus planos no están retocados en mayor o menor medida por ordenador. Bien mirado entonces, y sabiendo la importancia de las máquinas en esta parte del proceso, quizá deba cambiar mi respuesta y decir que “Salomón” técnicamente no está acabado, aunque en realidad sí esté finalizado.

sábado, 29 de septiembre de 2007

Bendita infernalidad

A propósito de un comentario que me ha hecho reflexionar sobre esas decenas de películas de terror que la industria norteamericana produce anualmente, cuando parece ser que corren tiempos en los que los escalofríos han viajado a oriente dejando huérfanos al terror occidental, he querido recuperar este texto que escribí hace algún tiempo sobre una de las películas que adoro en este género y que seguramente más me hayan marcado. Desde que la vi, pocas han sido ya las que han conseguido hacerme temblar. Y es que sin duda, desde mi punto de vista, el terror es a día de hoy, junto al musical, el género más maltratado por la industria americana cinematográfica.

"La diablesca relación entre el cine y las fuerzas infernales del submundo se vienen materializando desde que Meliès, pionero del cine de ciencia ficción y terror, le tributara a Mephisto, Satán, Fausto y su séquito una serie de películas que avanzaban, que la línea separatoria entre lo bendito y lo diabólico, no iba a ser pasto tan sólo de obras pictóricas e inquietantes novelas. Estos primeros films, ya sembraban la incertidumbre, que cien años después todavía está presente en el moderno espectador que ansioso, en su butaca, sigue devorando palomitas, aterrado por la presencia del príncipe de las tinieblas. Lucifer y su parafarnalia satánica, ha interesado a autores, desde el expresionismo alemán de Murnau, ya sea a través del vampirismo en su Nosferatu, o de su adaptación del Fausto de Goethe hasta la apocalíptica El fin de los días de Peter Hyams. Y es que el miedo, evangélico o no, a una fuerza superior capaz de poseer, destruir e incluso arrebatar un hijo, es compartido por una cultura global, que no entiende de religión.
Esta última premisa, el nacimiento del anticristo, es la que a partir de la novela d Ira Levin se desarrolló en el guión de “La semilla del diablo” (Rosemary´s Baby 1968). Una pareja común de Nueva York, acabará engendrando al hijo de Satán, debido a la vanidad del ser humano, capaz de vender su alma, por conseguir lo que desea. La semilla del diablo, se convirtió con este argumento y un acertado reparto en un adalid que cambió el concepto de terror, y sustituyo, los monstruos y las casas encantadas, por películas como El exorcista o la trilogía de Damián iniciada con La profecía. Gran parte de este éxito, se debe a la manera en la que Robert Evans, persuadió a Polanski, para que dirigiera el proyecto, dejándole leer tan sólo unas pocas páginas de la novela original, que comienza como una telenovela y que acaba con una de las secuencias de terror, más recordadas por los amantes del género. Seguramente debido a esa última secuencia Robert Evans afirmó que con “la semilla del diablo produce tanto terror, como el propio infierno, porque no ves nada”.- Y es que Polanski, aplicó debidamente en su film, la mezcla de suspense, y terror, que inciara el maestro Jacques Tourner.


Este agobio psicológico al que Polanski nos somete, se ve complementado, con la infantil y asfixiante interpretación de la hippie Mia Farrow, elegida explícitamente por Evans y con la señorial actuación de Cassavets, que en discusión con Evans, fue elegido finalmente por Polanski, en detrimento de Robert Redford. Posiblemente, que tanto Evans, como Polanski, fueran actores en sus comienzos, influyó de manera decisiva en que la película se sustente mucho más en las expresiones de los actores, acompañadas con casi invisibles movimientos de cámara, que en los propios diálogos del film. Y es que la mezcla de surrealismo y brujería con la que Polanski, plasmó la manera en la que el hijo de Satán es concebido, o la trasposición de imágenes al final del film, que dejan total libertad a la imaginación del espectador, son dignas, de una narrativa visual, casi heredera de las novelas de Lovercraft.

Las posteriores casualidades tras el estreno del film, de la muerte de la madre de Polanski, o la del accidente que le costó la vida al compositor de la banda sonora del film, un año después de su estreno, han servido más para encumbrar a este film, y para especular sobre las posibles acciones de Lucifer, ahora sí, fuera del celuloide. La Paramount resucitó gracias a este film, que encumbro a una desconocida Mia Farrow, puso en boca de todos a un jovencísimo Polanski, y comenzó a consolidar el reinado de Robert Evans en Hollywood. ¿Qué más se le puede pedir a una película de terror? Seguramente lo que todavía hoy muchos de nosotros todavía nos reconcome cuando volvemos a verla. Porque, amado y odiado Polanski, no me enseñaste nunca lo que había en aquel cochecito negro".

viernes, 28 de septiembre de 2007

Más vale tarde que nunca...

El orfanato de Juan Antonio Bayona será al fin la película preseleccionada por la Academia para los oscar, premios de dudosa reputación en cuanto a calidad artística se refiere, pero sin duda llenos de romanticisimo y glamour para los amantes del cine.


De esta preselección por parte de la Academia española me gustaría puntualizar algunos rasgos, y algunas pequeñas conclusiones que pueden extraerse de esta apuesta de nuestro "querido cine español". Quede claro, que siempre desde un punto de vista industrial, y sin entrar a valorar la calidad técnica o artística de las películas.


La primera sentencia que pronto los medios se han apresurado a reflejar en sus titulares es que al parecer la Academia ha decidido arriesgarse al elegir esta película de un director debutante en el cine español. Es decir, al elegir una ópera prima. Esto hasta cierto punto es matizable, puesto que Juan Antono Bayona, viene de la mano de Guillermo del Toro, el mismo director que el año pasado, fue rechazado por la Academia española para representar a nuestro país en los oscar, en detrimento de Volver del manchego Almodovar. No está de más recordar, que España "cedió" a México la oportunidad de acudir a los oscar con El laberinto del fauno, película que contaba con más de un 70 % de producción española, y con la mayoría del equipo técnico y artístico de nuestro país. Es decir, la Academia parece haber aprendido la lección y esta vez sí ha confiado en Guillermo del Toro, el cual avala a este joven director de 32 años, tras el éxito rotundo en la pasada entrega de los Oscars de El laberinto del fauno (los más detallistas fijénse en que la letras del cartel son las mismas que las del año anterior en la película de Guillermo del Toro)


Que la apuesta sea arriesgada, la verdad, con el aval de Guillermo del Toro detrás, no es muy arriesgada, sabiendo que en este momento es uno de los directores ajenos a Hollywood más queridos allí. Por si fuera poco, a la película se la están rifando los distribuidores, para su promoción por EEUU en estos meses previos a los oscars, tras su buena acogida en el festival de Cannes. Al parecer, va a poder exhibirse con el doble de copias que lo hiciera Volver el año pasado, algo a tener muy en cuenta, cuando tanto la selección de las películas nominadas al oscar, como en su gran mayoría de ocasiones, el premio, depende directamente de la distribución del film en la meca del cine. Si consigue superar cierta cifra de copias, además podrá competir en cualquier categoría, más allá de mejor película de habla no inglesia. Por tanto, no es tan arriesgado elegir este film, como lo hubiera sido lanzarse a la piscina por parte de la Academia, eligiendo films como Bajo las estrellas de Felix Viscarret o Concursante de Rodrigo Cortés (esta última por cierto, casi convencido que gustaría a los estadounidenseses, no sólo por su ritmo, sino por el tema tratado, y el monqtaje utilizado, que en nada se parece a cualquier pelícuala española al uso). Algo que es sin duda una quimera desde el punto de vista de su distribución.


La otra conclusión, de letra más gorda quizá, es que Belén Rueda está atravesando un gran momento como actriz, y que tiene buen ojo para los papeles que elige. Recordemos que abandonó Los Serrano, por el rodaje de esta película, y para lanzar su carrera como actriz, que hasta al momento no está disgustando.


Pero seguir leyendo en los periódicos, que la apuesta de la Academia es arriesgada, no puede sino hacerme reir, al pensar que seguramente (y valga la paradoja) hubiera sido mucho más arriesgado elegir cualquiera de las otras dos películas, firmadas por nuestros veteranos. Y quede claro también, que yo soy de los que se alegran cuando se apoya a debutantes que ofrecen productos distintos, pero de ahí a arriesgarse hay un mundo.


Ahora a esperar unos días para ver si realmente la película merece la pena.

martes, 18 de septiembre de 2007

Resúmamelo en una sola frase.

En varias ocasiones, en alguna presentación o estreno de película / cortometraje he escuchado como algún intrepido periodista / espectador se ha aventurado a preguntarle al director, que quería contar en su película / cortometraje. Muchas veces la respuesta del director se alarga a contar de nuevo practicamente lo que cuenta su película, o a comentar que "es una historia de amor...", "es una historia de terror...", "es una comedia...", seguido de "...que se basa en como X (el nombre del protagonista) conoce a X (el nombre de la protagonista) y bla bla bla" o "...que parte de la idea de como X (el nombre del monstruo) mata a cien personas y bla bla bla" o "...pues es una película de histórica, que narra la biografía de tal personaje, y que se basa en la época tal" o "...quería situaciones de enredos para contar como fulanita y menganita acaban detenidas por la policía" y varias respuestas por el estilo.


Bien, recuerde ustéd la pregunta: que quiere contar. Hoy, mientras comía con el director de fotografía de Salomón (el último cortometraje que he realizado y el cual estoy montando en estos momentos) hablábamos sobre la importancia de tener claro que se quiere contar. ¿Cómo se va a tener claro que se quiere contar en un cortometraje, cuando hoy en día algunos de los directores de largometrajes de nuestro país todavía no saben responder, o se ven en un apuro, cuando les preguntan eso en una rueda de prensa? Creeran que soy exagerado. Les puedo asegurar que tras oir y en una ocasión preguntar lo mismo a lo largo de este último año en una presentación, y ver como el guionista (ya no hablaré de director pese a que casi siempre se aglutine a modo de autor en una misma persona,) supuesto conocedor de sus personajes, de su historia, supuesto creador del mundo que hemos visto en pantalla, ¡no puede contestar en una frase, dos a lo mucho, sobre lo que quiere contar en su película / cortometraje!.

Evidentemente, desde mi humilde punto de vista, difícilmente llegará esa historia al espectador cuando no se tiene claro de qué se está hablando, o lo que es lo mismo no se tiene claro que es lo que se quiere contar. A priori parece algo muy obvio. Al parecer no todo el mundo lo tiene tan claro a la hora de explicarlo.



Para los curiosos salomoneros, les diré que el montaje de Salomón, va viento en popa a toda vela, y que con suerte para el domingo que viene estarán las imagenes montadas. Nosotros no sé si habremos logrado rodar un cortomtraje digno, pero al menos puedo asegurar que durante este año ha estado siempre claro de qué se quería hablar: sobre la adaptación hacia una persona de cultura diferente y lo complicado que resulta asentarse en un lugar desconocido cuando eres nuevo. Así de sencillo y de complicado a la vez. Que importante resulta tener claro que es lo que se quiere contar, y que fácil parece que es olvidarse del propósito principal de tu película /cortometraje. A nosotros, en varias ocasiones, puedo asegurar que tener claro el propósito del cortometraje, nos está ayudando mucho en montaje, para saber dónde va tal plano, y dónde se quita tal otro.

Resúmamelo entonces en una sola frase...

domingo, 16 de septiembre de 2007

Cuando no se cumplen las expectativas.


Un sábado por la noche en Madrid te ofrece múltiples y suculentos planes. Uno es salir por alguna de las múltiples zonas de marcha: Malasaña, Tribunal, La Latina y sucedáneas. Otro es quedarse en casa a disfrutar del partido de liga (en este caso también del Eurobasket). Una última posibilidad es ver una película con un amigo. Una al azar de las casi 1000 películas que este amigo conserva en varios estuches debidamente clasificados. Bien: cualquiera de ellas, supone crear expectativas en torno a un momento de ocio. Si las expectativas se cumplen a uno le embarga una extraña sensación que asociamos a felicidad. Si no...uno no sabe muy bien como sentirse. ¿Decepcionado? ¿A medias? Simplemente ¿engañado? Sigamos entonces, en esta pequeña reflexión que huye de ser una crítica cinematográfica y que no debería interpretarse como tal.


Continuamente en el ámbito académico se insiste en lo de "crear espectativas que luego puedan ser resueltas". Es algo que en narrativa audiovisual te repiten hasta la saciedad. Hay que conseguir involucrar al espectador en tu historia. Crearle una expectativa, para más adelante resolverla (para bien o para mal) en un clímax, que normalmente suele caer al final del tercer acto, también llamado desenlace. Otra de las cosas que no dejan de repetirte, es que hay que "crearle trabas al protagonista". Hay que obstaculizarlo, tirarle piedras, atropellarle, lanzarle por un precipio, enfrentarlo a sus fobias, quitarle a la chica de la que se ha enamorado, matar alguno de su familiares, o simplemente pegarle una brutal paliza, para dejarlo sangrando, casi medio muerto en su propia comisaría a los pies de su bella mujer desconsolada, mientras el resto de un pueblo no hace absolutamente nada para evistarlo. Precisamente esto último es lo que sucede, en La jauría humana de Arthur Penn, la película que estra noche decidimos ver entre las 1000 que nos esperaban en los estuches.


¿Pero que tiene que ver esto con el tema de las expectativas? Pues que precisamente, La jauría humana no cumple ninguna de las expectativas que como espectadores estamos deseando. Al menos, ninguna que durante su visionado a mí se me habían creado. En primer lugar, nuestro anti-héroe, Buuber Reeves (Robert Redford) -recomiendo no seguir leyendo si no se ha visto la película - acaba, como previsiblemente se presupone que va a acabar. Muerto a tiros a mano de la gente que tanto le odia, que tanto le teme. Su historia de amor con su mujer Ana (Jane Fonda), la cual está liada con el hijo del mayor terrateniente del pueblo, se ve imposibilitada completamente. Por otra parte, nuestro héroe, Marlon Brando, un policía que intenta aplicar la ley en un lugar lleno de desorden que mucho recuerda al lejano western de John Ford, acaba brutalmente apalizado, en la que para mí es la secuencia más desgarradora del film. Tras esa paliza, yo como espectador, me implico emocionalmente con este personaje. Vamos, creo que apalear a un tipo que lucha por mantener el orden en un lugar que es practicamente imposible es un seguro de vida para implicar a un espectador con el héroe. Y yo como espectador, espero algo durante la media hora que resta antes de que acabe la película. No espero la venganza de la novia de Kill Bill, o que encierre durante 7 años en un zulo a los tres patanes que le han propinado la paliza, tal como hacen con Oda e Su en Old Boy, pero sí espero cierto venganza. Porque se ha creado una expectativa en mí que deseo sea resuelta.


Por si fuera poco a Robert Redford, ante la jauría humana que se le viene encima le veo totalmente desvalido, por lo que también me implico con este personaje. Y al fin Arthur Penn, decide colocar en el agua, con llamas de fondo, el uno protegiendo con la pistola al otro, lo que para mi, a esas alturas de film, ya son dos héroes que luchan juntos por una causa: intentar sobrevivir.


Pues bien, en apenas cuatro minutos, en un totalmente anticlimático final, Bubber Reeves muere tiroteado en la puerta de la comisaría (por si alguien quiere buscar simbología) y nuestro héroe Marlon Brando, apaleado, desfigurado, cansado y ensangrentado, tan sólo le da un par de golpes al tipo que se ha cargado a Bubber. Funde a negro, vuelve a abrir, Marlon Brando se va en coche con su mujer y finalmente aparece el terrateniente diciendo que su hijo a muerto (el que estaba liado con Jane Fonda, la mujer de Bubber, que previamente había sufrido un accidente). Aparecen los créditos y yo me digo...¿eso es todo? O incluso ¿eso es todo amigos? Porque a esas alturas, considero ya a Marlon Brando mi amigo después detodo lo que ha sufrido el pobre.


Pues sí, eso es todo. Y sucede que yo no veo resueltas mis expectativas. No sólo las que me había podido crear antes de ver la película, sino las que me había creado mientras veía la película, porque veo que nuestro héroe, es un calzonazos, que acaba derrotado, en un final melodramático, y que huye con el rabito entre las piernas (todo un Marlon Brando señores). Quizá sea por eso, que adoro una película como Perros de Paja, no muy lejana en su planteamiento a ésta, en la que Peckimpack me da más dosis de la que necesito de venganza y acaba por saciar mis espectativas tras identificarme debidamente con Dustin Hoffman. Y por la que no creo que recuerde durante mucho tiempo La jauría humana, que por otra parte me parece que aplica y saca partido al lenguaje audiovisual modernista heredado de la nouvelle vague de la mejor manera posible.


Será que los profesores de narrativa tenían parte de razón y que cumplir las expectativas no lo supone todo en una película pero ayuda a que tras el final uno no se sienta engañado o traicionado como espectador. Algo que con el tiempo me voy dando cuenta, puede suceder hasta en las mejores películas como es el caso.

martes, 11 de septiembre de 2007

Bienvenido al mundo implacable


No hace mucho tiempo me decía un buen amigo que cada vez se habla menos de cine. Probablemente sea cierto. El concepto de cine que tenemos está cambiando. O al menos el que todavía conservamos algunas personas que hemos visto el cine en las salas desde pequeños. Está cambiando tan rápido que lo que antes podía ser una tertulia a la salida de una sala ahora se convierte en leve interpretación de "sí, está bien" o "no, no me ha gustado", tras haber visto una película en dvx, avi, mpeg, o cualquier formato parecido en el ordeandor, que día tras día no deja de bajar películas constantemente ampliando la filmoteca que muchos ya poseen en su sala de estar.


Es cierto que cambia el concepto del séptimo arte, adaptado a los cambios tecnológicos que sufrimos. Y por eso, también es cierto que cada vez son más las personas que a través de internet comentan sus inquietudes cinematográficas, recomiendan películas, artículos, videos o simplemente cuentan sus experiencias en torno al séptimo en numerosas web.


Este blog nace con esa intención (no sé si se conservará, eso el tiempo lo dirá). Con la intención de matar el gusanillo que revolotea por el estómago tras ver una buena o mala película, con la intención de hablar sobre los cortometrajes que intento seguir realizando, de compartir experiencias con otros guionistas y realizadores y recibir opiniones sobre ello, con la intención de comentar "frikadas" varias vistas en youtube o páginas similares, con la intención de informar de acontencimientos relevantes o interesantes que puedan darse, o de compartir eventos a los que vaya asistiendo, con la intención de...en fin, con dejémoslo para empezar que nace "con intención".


En definitiva, con la intención de seguir disfrutando de todo lo que envuelve al séptimo arte y sucedáneos (tv mayoritariamente) en estos tiempos de cambio.