miércoles, 21 de noviembre de 2007

CUANDO EL CINE DE ANIMACIÓN ES DEMOLEDOR

Quizá lo único que se le pueda achacar a esta obra maestra del cine de animación es precisamente eso, que sea de animación y no de “carne y hueso”. Dicho esto, creo que Persépolis es una de las mejores películas que he visto este año en los cines y probablemente una de las mejores películas de animación que haya visto jamás.

En primer lugar por su historia, un conmovedor relato con el conflicto iraní – iraki de fondo durante toda la película contada a través de la mirada de una chica iraní que se ve obligada a viajar a Europa cuando el poder fundamentalista toma el poder en Teherán. Esta marcha – exilio de su país y la vuelta a su origen son los hechos que motivaron a su directora Marjane Satrapi a crear en el año 2000 la serie de comics Persépolis, que de manera autobiográfica ha traslado con gran rebeldía a la gran pantalla. Pues bien, a través de los ojos de esta niña y en apenas hora media iremos creciendo con ella, descubriremos como espectadores nuestro primer amor, recordaremos esa dura etapa llamada pubertad y sobre todo sufriremos en nuestras propias carnes el miedo que sufren y han sufrido miles de mujeres en varios países de oriente medio.

La película está contada con unos dibujos que recuerdan en según que momentos a las viñetas de Maitena. Dibujos de trazo sencillo, sobrio y con un blanco y negro parco para conseguir ese realismo animado que nos recuerda que de no ser así, seguramente esta historia sería mucho más desgarradora y demoledora de lo que ya lo es. Porque a pesar que en los primeros minutos cuesta adaptarse al mundo que Marjane Satrapi nos propone, una vez te introduces en él, es imposible perderse ni un solo pestañeo de todos las referencias cinematográficas que la película parece contener en su interior, mientras vivimos y empatizamos con la protagonista y sufrimos con ella la historia de su propia vida. De este modo habrá algunos que encontrarán reminiscencias expresionistas en grandes partes del film (sobre todo en las que narran los enfrentamientos entre irakíes e iraníes), otros que recordarán pasajes de cine negro en algunas de sus secuencias (atención especial merece la escena en la que la policía iraní persigue a un joven que lucha por mantener su integridad tras ser descubierto en una fiesta),y habrá incluso quien verá pasajes de La noche del cazador en algunas de las escenas de cuando ella es mucho más pequeña. Y seguramente no estarán equivocados, porque una directora capaz de contar de manera tan pulcra semejante historia, consiguiendo introducir varias escenas cómicas a lo largo de la película y con un perfecto manejo del paso del tiempo a lo largo de la película, seguramente haya visto todas esas referencias que parece tras esta pequeña gran obra maestra.

Mención aparte merece la música del film de Olivier Bernet, que impregna de emotividad y añade las notas necesarias para que la obra no se quede desnuda. Sin edulcorante ni excesivos pasajes “sentimentalistas” a lo largo de la película, las notas de guitarra y una particular visión de “The eye of the tiger” mientras nuestra protagonista se despierta de su larga depresión son de lo mejor del film. De semejante puesta en escena, concreción, síntesis y sinceridad a la hora de reflejar un conflicto que cambió el curso de oriente, sólo queda felicitar a su directora con premios en Cannes (Premio del jurado) y con la nominación por Francia para la próxima entrega de los premios oscar. Un peliculón de casi obligado visionado, que desgraciadamente y debido a la crueldad que esconde tras su planteamiento sólo puede contarse a través de la animación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí, que no soy especialmente partidario de la animación, me parece una película fascinante e imprescindible. Madura, con contenido, con mensaje, con invitaciones a la reflexión. Una película estupenda.
Saludos animados.