martes, 29 de diciembre de 2009

Una mirada al 2009.

Se acerca el 2010 y pronto tendremos que echar la vista atrás, para valorar cómo ha sido esta primera década cinematográfica del nuevo siglo. De momento se va el 2009, un año que en lo cinematográfico tampoco ha sido de lo mejor, pero que nos ha dejado algunas obras que merece la pena recordar. Tal y como hice con el pasado 2008, ahí va mi lista de las 10 películas más implacables del 2009.

Siempre se queda alguna película por ver, pero dentro de lo visto, creo que esto es lo mejor que se ha estrenado. Influye lo racional, pero también lo emocional. Para el que tenga ganicas de leer, aquí viene una buena parrafada.

1. GRAN TORINO (Clint Eastwood, EEUU)
MEJOR PELÍCULA ESTADOUNIDENSE DEL AÑO.


¿Por qué? Porque con la sobriedad y elegancia que caracterizan a Clint Eastwood consigue que nos acordemos del todos los personajes que anteriormente ha interpretado este maestro. Porque es todo un legado cinematográfico que despide a uno de los mejores directores del pasado y presente siglo. Porque cuando Kowalski cae boca debajo a causa de los disparos, parece caer toda una época con él. Y porque la peor película de Clint Eastwood sigue siendo con diferencia, mucho mejor que obras cinematográficas enteras de otros directores.

2. DÉJAME ENTRAR (Let the right one in, Tomas Alfredson, 2008, Suecia).

MEJOR PELÍCULA EUROPEA DEL AÑO.


¿Por qué? Pese a ser del 2008, en España se ha estrenado durante este 2009. Porque no deja indeferente a nadie. Porque es una de las mejores películas de terror que se han rodado en años. Por su buen uso del lenguaje audiovisual, por su gran historia -una enésima vuelta de tuerca al cine vampírico-. Porque narra la historia de amor más entrañable del año. Porque el final es sobrecogedor. Porque tiene todo lo que no tiene Crepúsculo. Y porque no emocionarse con esta historia no debe ser muy humano. O muy vampírico según se mire…


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Una vez llegada a la conclusión de cuales son las dos mejores películas del año, es bueno al menos rescatar ocho más, para formar una lista de diez. Las diez mejores del año. Ordenadas, por supesto, a criterio propio.
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3. LA CLASE (Entre les murs, Laurent Catet. Francia).


Un fresco que rezuma realidad por los cuatro costados, rodado a caballo entre la ficción y el documental, con un acercamiento a las aulas de los barrios pobres nunca visto hasta el momento. La película sobrevuela algunos de los temas principales en la educación de los jóvenes en la actualidad, y de la problemática a la que se enfrentan diariamente sus educadores con un ritmo y una frescura, que sólo se puede lograr rodando en una clase real, e incluyendo a actores en una trama, que crecía conforme pasaban los meses. Novedosa en su realización. Novedosa en su planteamiento formal. Y con una sinceridad máxima en todo lo planteado. Toda una joya.


4. ENEMIGOS PÚBLICOS (Public enemys, Michael Mann, EEUU).



Muchos dirán que es aburrida, que no está al nivel de otras películas de Michael Mann, que el digital no favorece en la textura del film…En el fondo, aspectos secundarios, para toda una obra de cine negro, que además una propia reflexión sobre este género, y sobre el paso del tiempo que influye en el mismo. Si acudimos a los franceses, que nos decían que las mejores películas son aquellas que exploran y reflexionan sobre el propio medio, entonces no podemos negar que Enemigos Públicos es una de las películas del año. Mira con nostalgia, pero también con modernidad, a un género en decadencia, que sin embargo, y desde una óptica digital nos puede dejar escenas tan vibrantes como el inicio de la película –con Anticristo y Zombieland de las mejores del año-, como la salida de la cárcel de Dillinger, o como el final , con cierto toque épico, que mira al pasado sin ñoñería. Una persecución de gato-ratón, con un Johnny Deep, que ofrece una de sus mejores interpretaciones. Una atmósfera sucia y maligna que no se lograba así desde Camino a la perdición. No le sobra ni un minuto. Digna de ser, con Gran Torino, la otra película estadounidense del año.

5. REVOLUTIONARY ROAD (Sam Mendes, EEUU).



Sam Mendes es uno de los pocos directores, que ofrece siempre un alto nivel de compromiso en todas sus obras. O lo que es lo mismo, es sinónimo de buen cine. La historia de amor más desgarradora del año. Si Mad Men es la serie de época del presente y pasado año, Revolutionary Road es la película. En ella podemos encontrar una música tensa y dramática, una atmósfera a hastío que prácticamente se puede respirar, uno de los locos más definidos que se han visto en el cine, y un final que cae en el estómago como un puño de acero. Es, en contra de lo que muchos piensan, una de sus mejores obras. Y tiene algunos de los diálogos más asfixiantes que se han escrito este año.

6. DISTRITO 9 (District 9, Neill Blomkamp, EEUU y Nueva Zelanda).



La mejor película de ciencia ficción del año llega de la mano de un debutante. Por mucho que los alienados por Avatar se empeñen en demostrar lo contrario. Desde la óptica de la gran ciencia ficción nos retrata el problema del apartheid sudafricano. Nunca antes habíamos visto una nave alienígena atrapada en África. Tiene lo mejor de La mosca, pero también lo mejor de Independence Day, y de cualquier drama social que hable sobre la exclusión social. Una combinación explosiva, que pese a sus múltiples imperfecciones dejan una obra completa, que seguro que envejece bien, y sirve de referente para los directores del futuro.

7. UP (Peter Docter, Bob Peterson, EEUU).



Nota previa: fuera prejuicios que digan que el cine de animación no está a la altura del resto de géneros. Aquí se encuentra una de las mejores historias de este año. Si el año pasado nos quedamos maravillados con Wall-E, este año los estudios Pixar se superan, y nos dejan claro que la imaginación no entiende de límites. El listón sigue subiendo, y la película es todavía mucho más redonda que Wall-E. Si todavía hay alguien que no la ha visto, que no pierda más el tiempo y le de una oportunidad. Tiene una de las mejores escenas del año, dignas del mejor cine mudo, en la que se nos narra toda una vida de amor, en tan sólo cuatro minutos. Si eso no es suficiente…es que todavía tiene prejuicios.

8. MALDITOS BASTARDOS (Inglourious Basterds, Quentin Tarantino, EEUU).




A la película se le pueden sacar mil taras, no es la mejor que ha rodado, se hace larga en algunas partes, pero reconozcámoslo…tiene al mejor personaje del año, tiene el mejor final del año, y no deja de ser una interpretación propia sobre la historia, y sobre la historia del cine, que prácticamente nadie podría habernos ofrecido. Tarantino sigue ofreciendo pasajes inolvidables en cada una de sus películas. No hay mucho más que decir. Lo mejor es verla y dejarse envolver por la magia tarantiniana, que siempre se acaba colando, entre lo mejorcito del año.

9. EL LUCHADOR. (The Wrestler, Darren Arofnosky, EEUU).



Darren Arofnosky parece dar un salto al vacío cada vez que dirige una nueva película. Sin saber a donde caerá. Ese punto de riesgo, es cuanto menos destacable. El mismo salto al vacío que deja al espectador sin aliento, pero con una sonrisa, cuando un renovado Micky Rourke salta al final del film, y los créditos invaden la sala. La agonía profesional, emocional, y también moral que se narra en esta película, y la manera de contarlo, siempre dándonos la espalda sin apenas esperanza, convierten a El luchador en una de las mejores películas del año. Otra de las mejores atmósferas del año. Huele a óxido. Huele a carne vieja. Y huele a derrota, en cada uno de sus planos. Huele a película, que hay que volver a ver, para poder disfrutarla completamente.

10. PARANOID PARK (Gus Van Sant, 2007, EEUU).


Lo sé. No es de este año. Es del 2007. Pero se ha estrenado este año, y para la gran mayoría es una película prácticamente desconocida. Paranoid Park, a través de un ajustadísimos uso temporal, nos brinda el mejor retrato adolescente, no sólo del año, sino de la década. Se podría discutir, sobre si Elephant también lo es, pero nos da lo mismo, porque ambas están firmadas por el mismo director. El drama interno, y el desarrollo de la historia en esta película, nos recuerda que el uso de los elementos cinematográficos, se puede controlar para alterar el sentido de lo que se cuenta.Todo un ejemplo lleno de maestría, de las posibilidades que ofrece el medio, en tan sólo 80 minutos. No es necesario más, para rodar una película tan contundente.

Reconozco que otras películas también me han llamado mucho la atención como El imaginario del Dr.Parnassus (The Imaginarium of Dr.Parnassus, Terry Gilliam) Anticristo (Anticrhist, Lars Von Trier), La cinta blanca (The Withe Ribbon, Michael Haneke), Vals con Bashir (Ari Folman) o Gigante (Adrián Biniez) pero al fin y al cabo las listas absurdas, están para ser cerradas, y rescatar diez me parece suficiente, o al menos las diez más redondas. Como comedia del año me quedo con Bienvenido al norte (Bienvenue chez les Ch'tis, Danny Boon), una desternillante historia sobre las diferencias entre el norte y el sur francés, pero que bien se podrían aplicar a cualquier territorio.

Y por el otro lado, no puedo evitar nombrar a Dragon Ball Evolution (James Wong) como la peor película del año. Y aquí sólo entra lo emocional. No se pueden jugar así con las ilusiones de la gente. No se puede.


Dentro del cine español, no me cabe duda, de que la película del año es La Celda 211 (Daniel Monzón). Tiene todos los elementos para que lo sea. Una buena historia de género. Una realización contundente, y la mejor interpretación del año a cargo de Luis Tosar interpretando al personaje de Malamadre. El cual, si los productores son avispados, bien podría tener su propia precuela. Pero reconozco que Ágora (Alejandro Amenabar), y Los abrazos rotos (Pedro Almodovar) me parecen dos de las obras más maduras de sus respectivos directores, en contra de lo que pueda opinar la mayoría. Aunque sobre esto se podría discutir en otro post aparte. En el otro lado de la balanza, películas como Fuga de Cerebros (Fernándo González Molina), Mentiras y gordas (Alfonso Albacete, David Menkes) o [REC 2] (Jaume Balagueró, Paco Plaza) son más que necesarias en nuestra escasa industria para atraer a un público joven y entregado e inrementar un poco los puntos del cine patrio, en un año que ha ido mejor de lo ue se esperaba. Sin embargo la calidad de estas películas es más que bochornosa. Pero eso también es tema para otro post.

Para los que hayáis llegado hasta aquí, siempre me quedo a la espera de saber cuales han sido vuestras diez del año, o vuestras cinco, o vuestras tres, o vuestra película del año. Estas son las mías. Os deseo...

¡Feliz año nuevo a todos! y ¡Feliz entrada de década!

martes, 22 de diciembre de 2009

El temita de la semana: AVATAR.


El tema de la blogosfera cinematográfica de esta semana: AVATAR. Sí, lo sé. Más de lo mismo.

¡Vamos allá!

Intentaré ser breve al respecto, porque creo que se ha dicho mucho. Si usted acaba de ver AVATAR, le aseguro que este post no le parecerá muy largo. Y para construir la casa, empecemos siempre por la base. Lo más importante. Lo que nunca se debe descuidar, ya sea una película en 3D, con hologramas, con sabores, o con olor a mariposas: el guión. Principal aspecto de cualquier película: la historia, lo que se cuenta. En Avatar, al igual que sucedía en Speed Racer (Larry y Andy Wachowski, 2008), el guión está cogido con hilos. Los personajes son planos. Algunos insultántemente planos. Algo que otras aventuras intergalácticas, como Star Wars, no descuidaban (odiosas comparaciones, lo sé).

Las acciones parten en su mayoría de claros referentes que todos hemos visto anteriormente, desde Bailando con lobos (Kevin Costner, 1990), Pocahontas (Mike Gabriel, 1995), Apocalypto (Mel Gibson, 2006) , Braveheart (Mel Gibson, 1995) e incluso El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001, 2002, 2003) a referentes mucho más clásicos, que quizá pasen más desapercibidos, como Luces de la ciudad (Charles Chaplin, 1931), de donde parece haber sacado el leiv motiv de la película “te veo”. Lo cual confirma que Mel Gibson no es tan mal director, porque ya le están copiando. Aunque es es otro tema...

Así pues, la historia deambula en tierra de nadie, con personajes que no sabemos muy bien que persiguen - exceptuando la Navy protagonista -con tomas de decisión que previamente no han sido anunciadas, con una retahíla de secundarios sin oficio ni beneficio, con una llamada a los puebos al inicio del III acto que suena a Deus Ex-Machina de última hora para solucinar el embrllo y lo más importante, con verdaderos pantanos donde no sucede nada –hasta que no llega la primera hora el protagonista marine no es aceptado para entrenarse en el pueblo Navy, o lo que es lo mismo, no hay ni un sólo giro en el guion-. La mala definición de personajes, es sintomática desde los tres primeros minutos de la película, en la que se resuelve a modo de prólogo un pasado (innecesario) para darle algo de profundidad al personaje, que no influye para nada,en lo que se cuenta posteriormente.



Y a pesar de todo, Avatar tiene algo. Quizá esa imagen azulada, ciertamente lisérgica. Quizá la expresión de los Navy, conseguida con el motion-capture, que va a lograr que Gollum envejezca más rápido de lo esperado. Quizá la música. Uno de sus puntos más fuertes. Quizá esa parte central en la que de repente uno cree estar volando, corriendo por la selva y saltando detrás de la Navy jefe. No cabe duda, que técnicamente es un disfrute. Y tampoco que lo logrado con los Navy es algo completamente nuevo dentro de la industria cinematográfica. Los Navy tienen vida propia, y sí se ha notado un salto evolutivo desde el Gollum de Peter Jackson.

Pero tampoco confundamos churras con merinas. De lenguaje nuevo, ni un ápice. La manera de narrar que ofrece J.Cameron en Avatar es tan antigua como el montaje de D.Griffith. Avatar no es sino una versión mucho más endeble de lo que Peter Jackson mostraba en El señor de los anillos (segunda comparación odiosa del post), la cual sigue cobrando vida año tras año, por ritmo, por planificación, por intensidad, por historia y por su conjunto global. La música de Avatar sigue siendo excesiva (como en Titanic) y subraya todo innecesariamente. Los ritmos narrativos se pierden en arritmias contínuas al igual que sucedía en Titanic (1995). Y los clichés crecen a lo largo de la película, con la facilidad con la que la hiedra se extiende en el mundo Navy.

Creo que Avatar en 3D, y Avatar en 2D, no cambia especialmente. De todas formas, acudiré de nuevo a las salas en una versión en HD, para disfrutar del entrenamiento, los vuelos y la balla final (únicos tres momentos vibrantes), y para cerciorarme de lo aquí expuesto.

Avatar tiene algo. De eso no cabe duda. Pero posee un metraje excesivo, para narrar una historia llena de clichés, usando un lenguaje nada novedoso en el medio cinematográfico. De su estrategia comercial, del montón de juguetes que se venderán a partir de esto y de su capacidad para aprovechar el 3D en determinadas partes (sólo en algunas) no me cabe duda. Pero eso son contenidos publicitarios.

Yo prefiero rumiar sobre si Spielberg utilizará en su Tintín esta tecnología o si Peter Jackson la pondrá al servicio de El Hobbit, y del futuro director de la saga, Guillermo del Toro. Porque ahí sí hay tres directores que controlan bien los ritmos. Pero no olvidemos lo fundamental. Detrás tiene que haber historia.

O como esta tarde ha comentao una de mis alumnas en clase, que paradoja tan grande, que en una película tridimensional, los personajes sean tan planos. Ni Groucho Marx lo habría expreseado con mayor claridad.

A disfrutar pitufines.

lunes, 21 de diciembre de 2009

"Te veo", aunque a ratos "no te veo"...


Habrá que darle tiempo. Spielberg afirma que será un fenómeno al estilo Star Wars. De primeras, tengo que decir que no me ha parecido para tanto, aunque tiene algunos momentos difíciles de explicar o analizar por las sensaciones y realismo que alcanza en 3D. Algunas secuencias son dignas de volver al cine para disfrutar de ellas (si no fuera por el excesivo metraje incluso me lo pensaba), pero en su conjunto, creo que es una película que hace aguas por todas partes, como si fuera un Titanic (no me tengan esto último en cuenta).

Mañana en frío (y con frío), con calma, y un poco más de distancia, dejaré aquí algunas reflexiones, si antes no me cierran el blog por tanto chiste malo -incluido el del título para los que hayan visto la película- en tan poco metro cuadrado.


lunes, 14 de diciembre de 2009

Salomón Mejor Cortometraje en el I Festival Andoenredando (Murcia).


Cuando ya tengo la cabeza puesta en el siguiente proyecto titulado "La granja", y veo a Salomón desde la distancia como a ese niño que ha crecido, ha andado por sí sólo, se ha hecho adolescente, ha madurado y digamos que ya ha envejecido (o al menos así lo siento, en cuanto a ideas cinematógraficas se refiere), me comunican que acaba de recibir un nuevo premio. Y con este ya son 11 en el año y medio que llevamos de distribución con la agencia Freak.


La gala de entrega de premios será el viernes. Así que andaré camino de tierras murcianas para recoger este último premio al corto. Lo único que me fastidia de esta gran noticia, es que no voy a poder asistir al estreno de AVATAR - hacía meses que tenía en la agenda anotada esa fecha-.

Este fin de semana, mientras se clausuraba el XIV Festival de Cine de Zaragoza, Salomón también ha sido proyectado en la sección de finalistas del II Femcurt, Festival de Cine Social de Banyoles.

- En la foto, el Director de foto, haciendo equilibrios en el primer plano del rodaje que bien podría traer por título "cómo transformar una grúa de pintor, en un aparato con el que rodar"-

domingo, 13 de diciembre de 2009

Entrar tarde. Salir pronto.


Los buenos guionistas saben que las mejores escenas son aquellas que siempre empiezan tarde, y terminan antes de lo esperado. Es decir, las escenas en las que uno llega tarde y se va pronto, -en jerga de guión-. Es bueno arrancar con la acción comenzada, para no aburrir. No es bueno que los personajes hablen demasiado, porque a veces no es necesario el diálogo para mostrar determinadas cosas. No es bueno que la escena empiece pronto, y tampoco que concluya cuando ya no tiene sentido dar más información. Si la escena se alarga se corre el peligro de aburrir al espectador. Si la escena empieza demasiado pronto, es decir, antes de que sucedan cosas interesantes, sucede lo mismo.

ENTRA TARDE. VETE PRONTO. PERO INTENTA NO ABURRIR.

Con el tiempo uno va mejorando poco a poco en este oficio de entrar tarde y salir pronto. Aunque es verdaderamente complejo. Siempre hay que dejar con ganas de más. Para que el espectador quiera más y más escenas. Algo fundamental para cualquier guionista. Incluso hay veces que la propia escena te obliga a salir antes de tiempo, para que el ritmo de la película siga su curso lógico.

Uno de los mejores profesores de guión que he tenido, siempre comparaba las escenas con las fiestas nocturnas. Y siempre nos decía: “no lo olvidéis…lo importante es llegar tarde y saber salir a tiempo”. Como en las buenas escenas.

Aunque no siempre se quiera. Aunque a veces sea complicado. No hay que entenderlo. Hay que pensar que...

...Va en beneficio del guión.

martes, 8 de diciembre de 2009

Media hora de fila para comprar una entrada de cine.


Es el tiempo medio que tuvieron que hacer los que ayer por la tarde fueron al cine en las salas Palafox de Zaragoza. Una interminable fila, paralela a los arcos de Paseo Independencia se extendía hasta pasar de largo la C/Cádiz. Más o menos hasta la agencia de viajes Marshans, pasada la C/Cadiz. Me quedé impresionado al pasar por allí y ver la gran afluencia en un día festivo. Para el que haya paseado por allí sabrá que es un recorrido inusual e inaudito junto a las salas de los cines Palafox.

La gente sigue sedienta de que le cuenten historias. Sino sería imposible encontrarse esa situación. Imagino que el fenómeno Crespúsculo ayuda lo suyo, porque la gran mayoría de los que estaban haciendo fila eran adolescentes. Igualmente al ver tantas personas esperado para comprar una entrada, aunque sea en día festivo, uno no puede evitar esbozar una sonrisa, y pensar que al cine todavía le queda una larga vida. Tanto en las salas como fuera de ellas.

viernes, 4 de diciembre de 2009

¡Los jueves milagro!

Es lo único que uno puede pensar cuando en el mismo día te comunican que has ganado el primer premio en un Certamen de guiones, y cuando instantes después te llaman para ofrecerte la posibilidad de poder darle un premio homenaje y una grata sorpresa a un buen amigo.
Menudo día de sorpresas.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Txema Blasco homenajeado en el Festival de Cine de Zaragoza.



La primera vez que ví a Txema me quedé impresionado por su altura. Como buen vitoriano, Txema ha crecido hacia arriba. Hacia el único sitio donde se debe crecer. Apareció por la puerta de atrás de mi casa, como el que no quiere molestar. Fumando un cigarro rubio, y algo cansado tras el viaje. Tuvo el detalle, - y yo el lujo de disfrutarlo -de pasarse unos días antes del rodaje, para preparar bien el personaje, para charlar sobre la vida de Eusebio, el personaje que interpretaba en Salomón. Hablamos sobre sus manías, sobre su comportamiento, sobre los golpes que el personaje había recibido a lo largo de su vida, sobre su situación actual... Reconozco que las horas que pasé hablando con Txema perfilando a Eusebio, fueron algunas de las más agradables en el arduo proceso de creación del personaje.
Después Txema paseó por las calles del pueblo. Se empapó de todo lo que rodeaba. Se mezcló con los lugareños para robarles su acento. Habló con los vecinos de Candasnos, y aprendió a jugar a la petanca, siguiendo las enseñanzas de los veteranos del lugar. Todo para remar a favor del personaje. Para que Eusebio se moviera, hablara y se comportara como lo hacen los ancianos de la zona. Txema es meticuloso en el rodaje y generoso en su trabajo como actor.

Conforme he ido conociendo a Txema reconozco que me ha impresionado mucho más su otra “altura”. Esa que se consigue como actor de oficio, trabajo a trabajo, hasta convertirse en lo que algunos llaman un actor de altura. Tal y como entró en mi casa, el día que nos conocimos, Txema, a pesar de ser todo un maestro de la interpretación, es de esos actores - los menos - que prefieren entrar por la puerta de atrás. De los que trabajan sin hacer ruido. De los que evitan ser el centro de atención. De los que no avasallan a preguntas, y de los que se empapan de todo les rodea para lograr la mejor interpretación posible. Y eso, para los que trabajan con él, es además de una suerte, una excelente escuela de aprendizaje.

Esta tarde el Festival de Cine de Zaragoza le premia en reconocimiento a la labor que Txema ha realizado en el cortometraje. Una labor, implicada con tantos y tantos realizadores de cortos, que ya le consagra como el actor español con más cortometrajes rodados. Una cifra, que lejos de los datos que muestra la base de datos imdb, supera ya los 120 trabajos desde la década de los ochenta. Como ya se ha dicho en todos los medios de comunicación, es el actor con más cortometrajes rodados. La actriz que más cortos ha rodado es otra buena amiga suya, Mariví Bilbao. La cual también merecería también un reconocimiento similar.

Txema es de lo que se implican. Dentro y fuera de la pantalla. Y de los que apuestan por los que empiezan en este oficio. Y eso, más allá de las cifras, es motivo más que suficiente para que recoja este premio tan merecido. Los que me conocen están cansados de escuchar que Txema merecía un reconocimiento por su gran implicación con el cortometraje. Me alegra saber que no soy el único que lo piensa. Un aplauso para el Festival de Cine de Zaragoza por seguir apoyando al cortometraje desde todos sus ámbitos. Otro para Txema. Aunque éste último, mejor se lo damos esta tarde cuando recoja el premio. Será en la sala Luis Galve del audiotorio a las 20.00.

Toda la programación del XIV Festival de Cine de Zaragoza que arranca esta tarde, aquí.

martes, 1 de diciembre de 2009

Adiós a Paul Naschy. (1934-2009)


No hace ni un mes que hablábamos de la marcha de J.L.Vazquez. Ahora se marcha un verdadero símbolo del terror en España. Os enlazo una de sus últimas entrevistas.