
martes, 18 de diciembre de 2012
José Luis Borau: el cine rodado, el cine escrito, el cine vivido.

miércoles, 12 de diciembre de 2012
Elige tu propia aventura (versión kindle para críticos de cine)

lunes, 10 de diciembre de 2012
lunes, 12 de noviembre de 2012
Mención especial en Peligros

Nos ha llegado la grata noticia de que hemos recibido una mención especial del jurado en el IV Festival de Cine de Terror y Fantástico de Peligros (Granada). Aquí la noticia completa, con el resto del palmarés.
jueves, 1 de noviembre de 2012
Best short film en 13ª RI International Horror Film Fest
lunes, 29 de octubre de 2012
IV MARATÓN CINEMATOGRÁFICO DE HALLOWEEN
-El diseño del cartel, es del alumno ganador del Concurso de carteles: Rafael Parra-
jueves, 18 de octubre de 2012
sábado, 29 de septiembre de 2012
Nueva cita La Granja: Pamplona.
domingo, 16 de septiembre de 2012
5 años de blog implacable
martes, 4 de septiembre de 2012
Agenda La Granja. Septiembre

3º Fantástic Gore Festival de Amposta.
17 Certamen Audiovisual de Cabra (Córdoba).
X Muestra de Cortometrajes Aragoneses. (Viernes 7 a las 19:00 horas en las instalaciones del Consejo de la Juventud, en la calle Franco y López nº 4 Zaragoza).
I Concurso Cortometrajes Sala López "La mirada tabú". (Miércoles 12 septiembre en la sección fuera de concurso "Miradas de Aragón", a las 20.00 horas en la Sala López).
domingo, 2 de septiembre de 2012
Que la fuerza te acompañe
lunes, 20 de agosto de 2012
Tony Scott. 1944-2012
miércoles, 8 de agosto de 2012
La Granja. Agenda agosto.
Actualización del mes de agosto:
Cortmate 12 de Buñol.
El corto está entre los 5 seleccionados en la sección de 35 mm.
3º Fantástic Gore Festival de Amposta.
domingo, 5 de agosto de 2012
jueves, 2 de agosto de 2012
La maleta al fondo del armario
domingo, 22 de julio de 2012
martes, 17 de julio de 2012
¿Crowdfunding o Crowdfácil?
El panorama está cambiando. Eso nos afecta a todos. Cuando hay un cambio, solo sobreviven los más fuertes. Al parecer, Darwin lo tenía bastante claro. Sin embargo, no dejo de preguntarme dónde reside esa fuerza para la supervivencia, si en la cantidad, en la cantidad, en la rapidez, o en una combinación de todas las anteriores (o ninguna). Ahora parece ser que si sigues los cauces que hasta la fecha han servido para hacer películas eres un dinosaurio. Alguien llamado a la extinción. No digamos si encima defiendes que los recortes en las ayudas al sector cinematográfico no ayudan a construir una industria sólida y estable (ayudas aplicadas en otros países como EEUU o Francia, con desgravaciones fiscales mucho mayores que las que se aplican en nuestras fronteras). Parece que rodar un cortometraje por encima de los 20.000 euros casi se ha convertido en un delito y que una película de más de un millón es algo para privilegiados. Ni qué hablar de todo aquello que conlleva un mínimo de producción que abarque rodar con grandes equipos o varios días/semanas de rodaje (dependiendo de si hablamos de cortometraje o largometraje). En ese caso, no eres un dinosaurio. Eres casi, casi, uno de esos gigantes marinos que desaparecieron antes que llegaran los reptiles terrestres. Si encima te planteas dedicar dos, tres, o cuatro años a un proyecto en el que crees (sobre todo en el cortometraje), directamente estás fuera del mercado. Eres una estrella fugaz y volátil. La respuesta de si el crowdfunding abre una nueva puerta ante la producción de películas es obvia y nadie duda de ello. Todavía es más contundente la afirmación de que el cine se va a consumir de forma masiva a través de internet y en el uso doméstico (descargas legales, blu-rays, etc.) y mucho menos en las salas, llamadas al cambio antes que cualquier otro sector cinematográfico. Ahí están los buenos datos de Carmina o revienta de Paco León o el éxito de Diamond Flash de Carlos Vermut como inicio de una nueva era que se abre hacia el futuro.
Y aún así, esta forma de concebir el “nuevo cine”, las “nuevas formas de creación”, las películas financiadas exclusivamente a través de plataformas de crowdfunding exigen rapidez, inmediatez, bajos costes, high concepts, ideas brillantes escritas en tiempos récord, llamativas para captar la atención del que vaya a financiar parte del proyecto y que además se puedan exportar fácilmente al resto de países. Por si fuera poco, uno ya no tiene que conformarse con ser director de cine, productor o guionista. Ahora uno tiene que ser navaja multiusos para poder abarcar cuantas más fases mejor del proceso cinematográfico, incluidas las de relaciones públicas y comercial de ventas, necesarias para lograr los mínimos de financiación posibles para poder filmar (porque hablar de "rodar, asociado al celuloide, también resulta del cretácico). Dejen que por un momento les hable de todo lo contrario: la lentitud, la perseverencia, las producciones de alto coste (prefiero llamarlas elaboradas si se me permite la licencia), las ideas poco brillantes pero muy trabajadas y los productos autóctonos que no necesariamente se tienen que adaptar a lo que solicita un mercado internacional cada más amplio pero también más estandarizado. El cine propio, personal, concienzudo, premeditado y ajeno a los cambios externos que terminan por imponer una nueva forma de concebir el propio medio. El cine que le da la espalda a las nuevas vías de financiación, no porque no se pueda apoyar en ellas, sino porque allí no tiene cabida. El cine que pretende experimentar sin adaptarse a los corsés que impone un mercado tan competitivo. Dinosaurio a la vista. Estén tranquilos, en un par de párrafos más, quizás me alcance un meteorito.
El crowdfunding tiene sus ventajas indudables. Pero choca directamente con algo, que hasta la fecha, ha servido para trazar algunas de las trayectorias cinematográficas más relevantes, esas que están cargadas de baches, pero sobre todo, de grandes obras maestras. La indagación (propia de este sistema), debe ir unida a un profundo sentido del trabajo. No conozco ningún director al que admire cuya trayectoria no haya estado llena de indagación, pero sobre todo de paciencia, reflexión y horas de dedicación a su oficio. El cine, es y seguirá siendo (además de muchas otras cosas) un oficio. Un oficio que requiere un arduo conocimiento del medio y que siempre va unido a una gran carga de reflexión. ¿Y cuándo va a uno a reflexionar con los ritmos que impone el mercado actual? La relación directa que, desgraciadamente, se establece entre muchas de las producciones que buscan financiación a través del crowdfunding y la falta de perseverancia, no solo hace que la calidad de muchas de las producciones sea prácticamente irrelevante, sino que anima a la búsqueda rápida de financiación con tal de rodar a toda costa, a establecer presupuestos que no siempre son acordes a la producción a la que uno se enfrenta (no todas las películas van a costar a partir de ahora 50.000 €, porque no todos los productores, directores y guionistas son capaces de escribir y rodar películas de 30.000 €, ni por capacidad, ni por oficio) a la elaboración casi superflua en el contenido de lo que se quiere contar en una película (cortometraje) y al consumo rápido, fugaz y etéreo del producto finalizado. Ahora, parece ser que todo el mundo es capaz de rodar una película, porque todo el mundo es capaz de financiarla. Olvidando que lo primero, antes de hablar de cualquier financiación, es saber qué se quiere contar, cómo se quiere contar, por qué se quiere contar y en todo caso, si el cine es el medio propio e idóneo para tal caso.
Sigo profesando admiración a los que no le temen al tiempo de escritura de un proyecto, olvidando la rapidez que exige el mercado. A los que dedican horas y horas a tomar notas en sus cuadernos, reflexionando sobre el motivo de su película, a los que no tienen miedo a reconocer que su historia, por cara que sea a priori, merece la pena, a los que se arriesgan, pero sobre todo, a todos los que saben y entienden que una carrera cinematográfica se labra con un arado afilado de perseverancia y se riega con un sistema a goteo de paciencia.
Y ahí está la otra cara de la moneda. La que no sirve para establecer titulares atractivos que animen a los jóvenes a rodar cortometrajes como churros y películas como porras aceitosas. Ese es el reverso de la producción de bajos costes. Parece ser que ahora con 50.000 € se rueda una película y con 100 € un cortometraje (da igual el soporte y por supuesto de qué vaya la historia, lo importante es rodar a toda costa). Si no eres capaz de hacerlo, no solo es que seas un dinosaurio, es que además no sirves para este oficio, porque no resultas llamativo. Si así es, la de técnicos y profesionales que se van a ir a las ya largas listas del paro en los próximos años. Ahora hay que destacar a toda costa, sea como sea, al precio que sea, aunque eso implique ni saber lo que se está contando. No lo olvidemos, que el cine, además de ser una cuestión moral, es una cuestión de profunda responsabilidad, que exige compromiso continuo con el medio . Siempre. Ya sea para rodar Amour de Haneke o Tengo ganas de ti. ¿Se pueden rodar películas de bajo coste, gran calidad narrativa y fílmica, innovadoras, responsables, reflexionadas, autóctonas y extensibles a un mercado internacional por igual? Sí, se puede. Hay cientos de ejemplos. A mí me gusta especialmente este: The man from Earth (Richard Schenkman, 2007), película que conocí gracias a un alumno y que me dejó impresionado, no solo por su narrativa y puesta en escena (económica a más no poder), sino por lo que significa el concepto low cost aplicado a una gran historia. Pero no nos engañemos. No todo el mundo puede escribir y rodar una película con esa brillantez y con tan poco dinero. Crowdfunding y calidad son dos términos que con el tiempo, veremos si tienen relaciones positivas o cargas peyorativas entre sí. Porque, a pesar de todo, esta “nueva forma de financiación” cinematográfica, no establece ningún filtro, permitiendo que cualquiera se ponga detrás de una cámara pretendiendo ser el nuevo descubrimiento en potencia. Por si fuera poco, todo el mundo es consciente que se ofrecen pocas oportunidades, que hay que triunfar a la primera porque no se permiten los fallos. Así que una vez reunida la financiación, más te vale filmar una obra maestra. De lo contrario, no habrá segunda oportunidad. Y rodar una obra maestra sin la reflexión necesaria en este medio tan exigente, me parece una quimera digna, no de un genio en potencia, sino de un verdadero dios. Desgraciadamente, el 99% suele ser transpiración (y ahí se tienen que invertir muchas horas lidiando con grandes quebraderos de cabeza) y el 1% inspiración, que decía Einstein. Por cierto, ¿saben cuánto tardó Jerome Bixby en escribir el guion The man from earth? 38 años. Lo terminó en su lecho póstumo. Ajeno a modas e intereses comerciales. ¿Saben cuánto costó la película? 56.000 dólares. Digna de un buen crowdfunding. Si vas a rodar una peli con un presupuesto que no llega a los 50.000 € creyendo que estás lanzando una obra maestra al mundo, échale un vistazo a esta película y dedícale una tarde a pensar en ella. Será más útil para ti que cualquier campaña de financiación a tu proyecto. Y aquí es cuando el meteorito me alcanza…y…no…puedo…seguir…escribiendo……tonte…
sábado, 2 de junio de 2012
Luces y sombras

jueves, 10 de mayo de 2012
Nada personal, solo negocios.
martes, 1 de mayo de 2012
Un poquito de por favor
sábado, 7 de abril de 2012
Agenda La Granja. Abril.

En sección paralela, el corto participará en el MECAL de Barcelona dentro de una sesión especial de terror.
También se proyectará en 35 mm. en los Cines Yelmo de Rivas Vaciamadrid el sábado 14 (22.00 h.) y el viernes 20 de abril, (20.00 h.) como finalista del XI Festival "Creatrivas" de Rivas Vaciamadrid.
Nuestro primer festival internacional nos lleva hasta los Emiratos Árabes. Allí participamos en la sección oficial a concurso en el Gulf Film Festival de Dubai. El corto se proyecta el 11 de abril. Ese mismo día, estaremos presentes en la entrega de los I Premios Simón del cine aragonés, donde "La granja" recoge dos nominaciones. A mejor cortometraje y Laura Contreras, nominada en la categoría de mejor interpretación. Seguiremos informando.
miércoles, 4 de abril de 2012
viernes, 30 de marzo de 2012
Un cigarro y me voy
Un cigarro y me voy. Es el último. Vamos, enciende el mechero…tengo que ir a los chinos a por un mechero nuevo. Mi aspecto debe ser patético. Lo sé porque otra vez llevo el cordón de la bota sin abrochar. Que se quede así. Si me tropiezo me hago un favor. La piedra del mechero está hecha una mierda. Tengo que ir a los chinos. Aunque esté de resaca. Joder. Se me ha caído el último cigarro al suelo. Cojonudo. Está empapado en mierda. Vaya asco de suelo. Podría vomitar en él y les haría un favor. No puedo fumarme eso ahora. Y paso de pedir tabaco. Paso de hablar con nadie. Me pregunto por qué este Four Roses se hace tan largo. Los hielos son como clavos. El borde del vaso es como una sierra. Se me están agrietando los labios. Ojalá fuera lo único. Si sigo así sólo voy a conseguir que me reviente el hígado. Y ganarme un par de puñetazos. O darlos. Eso todavía está por ver.
Es Four Roses, pero sabe a Dyc. Antes no era así. Antes disfrutaba con esto. Antes, el Jack Daniels era Jack Daniels. El Macallan era Macallan y era la hostia. Pero claro…eso era antes. Ahora todo me sabe igual. Y casi todo me suena igual. El gordo impertinente no deja de empujarme por la espalda. Por lo menos me ha dado ya dos veces. Y ha conseguido que me gire. El tío lleva un buen rato mirándole el culo a esa chiquilla. Baboseando. Se nota que ella no tiene novio. ¿Qué hora es…?, ¿las seis y media? Joder, casi las siete…No, no tiene novio. Y está buscando algo. Lo sé yo, lo sabe ella y lo sabe media ciudad. Pero no va hacer nada de nada. Ha salido a “pasárselo bien”. Tremenda hipocresía. A pasárselo bien. Por eso ha salido con sus amigas. Y por eso está ahí sola, bailando sobre tacones de coca y calentando a medio local. No me jodas. Nadie lo puede pasar bien en un lugar así. Es probable que no tenga ni dieciocho. Si su padre viera cómo este gordo mira a su hija, él mismo le partiría la cara. ¿Cuántos? ¿Trenta y tantos? ¿Cuarenta? Igual alguno más. Por mucho que meta barriga hacia dentro y se haya echado cinco kilos de gomina. Prefiero no mirar si lleva anillo de casado. ¿A quién pretende engañar? Y luego dirán que el amor no tiene edad. Y una mierda. Pues claro que tiene edad. Y si el amor no la tiene, el sexo seguro que sí. Quizá ella no tenga padre...Otra vez…Otro empujón…Como me vuelva a tocar, juro que le parto la boca aquí mismo.
La música cada vez más alta. Ha puesto todo el repertorio para punkarras, "so payaso" incluido. ¡Venga ya, cambia el puto cedé! No hay manera. Pobre tío. ¿Cuántos años perderás en ese pedestal creyendo que eres el que hace bailar a la gente? No eres tú…son todas estas ratas. Van puestos hasta las patas. Aprendiz de deejay. Te crees Jeff Mills y no pasas de mezclar bien dos temas de Platero. No me jodas. Esta música es una mierda para estar en un garito a las siete. El ambiente es una mierda. El whisky es una mierda. Y huele a mierda. A mierda y a sudor. Porque este antro es una mierda. Y eso...ya lo sabía antes de entrar.
No sé cómo se llama. El antro. No sé cómo se llama. Voy demasiado pedo para leer cualquier cosa. Aunque pudiera, no se ve una mierda. El Dyc parece sangre. No sé si al final he pedido un Dyc o un Four Roses. Me sabe a Dyc, da igual. Es esa luz roja. Igual es la única que hay en todo el bar. Pero los cabrones cobran entrada. “Vale por una cerveza”. Si ese orangután de la puerta no ha sido capaz de oler el pestazo que echo a whisky es que trabaja aquí por méritos propios. En bombillas no gastan, eso seguro. En el puti de antes se veía más. Qué gracioso…qué gracioso…En todas las ciudades hay un bar que se llama infierno. Es como el bar Manolo donde vas a echarte el carajillo de la tarde. El bar Manolo… El infierno…“¿No has estado en el infierno?”…oh, ¡pues es un bar de puta madre! Ponen unos temazos cojundos”. Cuántas veces he oído eso de niñatos de papá… No hay nada peor que escuchar a uno de esos pijos alardeando de que el infierno es su segunda casa. De que vive en el infierno. Que siempre cierra la noche allí, manchando sus converse Uno sabe que vive en el infierno porque se le quema el corazón. Y porque se le derrite el alma…Otro empujón… Van cuatro. Ella sigue bailando. El pantalón blanco ajustado le echa un par de años más…pero tiene cara de no haber roto un plato en su vida. Ni de haberlo roto, ni de que se lo hayan roto. Y va hasta las patas.
Whisky de mierda…me está dejando la hígado como un colador. Si al menos me reventara limpiaría esta pocilga con la bilis.
El tío se va a envalentonar y le va a decir algo. Como si lo viera. Está cantado porque va como Alfredo. A tan sólo unos segundos de hacer un ridículo tremendo. Da igual. Mañana no se acordará. Ni él, ni ella. Ni yo…Por suerte. Se la está buscando desde hace un rato. Él y la cogorza que lleva. ¡Vamos, déjalo! No eres John Travolta. ¡Ni siquiera John Travolta se parece ya a John Travolta! Todo sabe a rayos. Trago dos veces. No quiero vomitar aquí en medio. Traga y aguanta. Traga. No vomites aquí en medio. Y los hielos siguen sin derretirse. Es la eternidad. Concentrada en este vaso. Almacenada entre los hielos. En cada una de las gotas que se han quedado suspendidas del borde de cristal. Balanceo el vaso de izquierda a la derecha…miro el movimiento acompasado de la mezcla…de izquierda a derecha…de derecha a izquierda…de izquierda a derecha…una y otra vez. Suave, cada vez más suave. Sigo con mis ojos el balanceo de la bebida rebotando contra el cristal. Como las olas que rebotaban en tus tobillos en la playa de Mónsul cuando nos conocimos...Como aquel balanceo del columpio en el que empujábamos a nuestra pequeña...Como la cuna que mecías agarrándome con fuerza antes de irte...antes de que ella se fuera...de derecha a izquierda…de izquierda a derecha…de derecha a izquierda...Me estoy mareando... ¡Joder! Otro empujón por la espalda. Me giro. No es él. Es ella. Tengo su culo pegado a mi polla y la mano del gordo en medio. Le agarra el culo con fuerza. Ella le está metiendo la lengua hasta la garganta. Creo que ha llegado el momento de que alguien me parta la cara. O de que se la parta yo. Da lo mismo...Me fumo un cigarro y me voy…
miércoles, 28 de marzo de 2012
La granja en 35 mm en Zaragoza
Mientras, les recuerdo que si no han visto el corto y quieren llegar a él, siempre pueden comprar la película “Si no nosotros, ¿quién?”, donde lo encontrarán como extra.
viernes, 16 de marzo de 2012
Brújula sin manecilla

Hay muchas incongruencias en las que no podemos confiar. Cientos, miles, millones. Infinidad de ellas. No podemos confiar en todas esas personas que te giñan el ojo cada vez que te saludan. Eso a mí no me da confianza. Eso, más bien me indica un tic congénito de difícil curación. Porque sabemos que el movimiento ocular del párpado que provoca el guiño no es natural en el ser humano. Ya que este, casi siempre, tiende a guiñar los dos ojos a la vez, en lo que comunmente se conoce como pestañeo. Si el guiño siempre va a acompañado de una sonrisa provocada al caso, lo mejor que puede hacer uno es salir corriendo cuanto antes. Al igual que no se puede confiar en alguien que "se alegra de verte" pero no recuerda el nombre de tus hijos/novia/padres y te pregunta por “tus pequeños”/”chica”/”viejos”. A veces, incluso "se alegra de verte" y ni te pregunta. Que para el caso, casi mejor. No se puede confiar en los semáforos en ámbar que parpadean en los cruces. Se sabe que son el motivo de mayor causa de retenciones en la ciudad. Sólo después de las visitas del Rey y las huelgas generales. ¿Quién va a confiar en algo que provoca accidentes continuamente en vez de evitarlos? Al igual que tampoco podemos confiar en los taxistas que te preguntan por dónde quieres ir a tu destino, si por A, o por B. Hay algo raro en alguien que pasa diez horas al día pegando volantazos por ahí y no tiene claro qué camino tomar. Tampoco podemos fiarnos de alguien que siempre pide el café con sacarina pero olvida comentárselo al camarero para obligarle a andar el doble de lo estrictamente necesario. Eso sí, en cuanto ve el sobrecito de azúcar, inmediatamente después se activa su neurona "pide sacarina" y da la orden correcta. Como si las barras de los bares tuvierna una cinta mecánica en el suelo. Con este tipo de sujetos hay que tener especial cuidado. A mí, siempre me parecieron peligrosos. Porque su pensamiento se basa en que el camarero está ahí puesto para servir y la servidumbre, a lo largo de la historia ,siempre ha significado andar un montón. Andar para aquí y para allá. Andar hasta que machacar los pies. Aunque no siempre haya sido necesario, ni haya servido para llevar cafés. Valga la redundancia.
Y porque, en definitiva, no se puede confiar en alguien que ha comprado una brújula sin manecilla. Aunque eso ya lo he dicho al principio. De hecho, comprar una brújula, ya es un acto bien extraño en sí. ¿Para qué narices sirve una brújula sin manecilla? ¿Quién necesita una brújula en estos tiempos? ¿Qué es una brújula? ¿Existen realmente? ¿Alguien ha visto alguna vez una? Lo malo de comprar una brújula sin manecilla, es que no suelen vender manecillas sueltas de recambio. Pero claro…cómo le explicas a alguien que tiene una brújula sin manecilla, que si no encuentra una, pronto perderá el norte. Expresión que, por cierto, implica cierto grado de locura. ¿Vendrá de ahí? Aunque la relación entre el norte y los locos quizá sólo tenga explicación en Suecia, Noruega, Finlandia y quizá también en Seattle. Sobre todo en Frasier.
Si usted va a comprar una brújula, mejor hágalo con manecilla. Aun a riesgo de perderse en el trayecto. Porque si no, sólo le quedará coger un taxi para llegar a donde quiere. Y confiar en que el taxista no sea diabético... Y también en que conozca el camino hacia el destino... Y en que no se cruce con un semáforo ámbar... Ah, eso no, por favor. Y a ser posible, confiar en que se haya acordado de pedir el café con sacarina... Por lo de la diabetes, claro. Y en que no le guiñe el ojo cuando vaya a pagar la carrera... Y por favor, por favor...que no sonría mientras guiña el ojo. Y así no se puede… Así, de veras, que no se puede. Porque un taxista guiñando el ojo, eso sí que no. Eso implica siempre, que uno tiene delante a la persona de menos confianza sobre el redondo globo terráqueo. Que es muy redondo, claro está. Así que bien mirado, hacerse con una brújula que tenga al menos una manecilla resulta fundamental. Pero que tenga manecilla, si no nada, nos están timando. Porque puestos a confiar, siempre es mejor confiar en la manecilla para perderse en el trayecto que nunca haberlo encontrado, ¿no?