sábado, 31 de mayo de 2008

Ficción televisiva de calidad: Desaparecida.

Pensábamos que lo mejor ya había pasado, pero nos quedaba una sorpresa de última hora. Finalmente Ramón Campos, guionista y productor de Desaparecida y David Martinez, directivo responsable del departamento de ficción de TVE, pudieron venir al master a contarnos los entresijos de la creación y desarrollo de la que probablemente sea la mejor serie que se ha rodado en España: Desaparecida. Algo que Carlos de Pando completó al día siguiente explicando todo lo referente a Plan América. Después de estas dos charlas, me reafirmo pensando que una ficción de calidad es posible. Tarea complicada, pero no imposible.

El caso de Patricia Marcos, o lo que es lo mismo: Desaparecida irrumpió en la ficción española el 3 de octubre del 2007. Fue tan bueno su estreno televisivo que al día siguiente periódicos, revistas y diversas páginas de internet calificaban la serie como la mejor producción española que se había visto en televisión. Incluso el bloguero de internet especializado en series de televisión más escéptico ante la ficción española como Hernan Casciari, comenzaba una excelente crítica con el siguiente titular: “Con Desaparecida apareció la buena TV española”. ¿Significa esto que la ficción española era mala hasta el momento? Divagar en torno a esta pregunta supondría un extenso debate, que no obstante saltó de nuevo a la parrilla tras el estreno de esta serie dramática. ¿Por qué entonces varios titulares destacaban la calidad de Desaparecida tras haber emitido tan sólo su capítulo piloto? ¿Era un síntoma de que las cosas se podían hacer mucho mejor en la ficción televisiva española?

Intentaré mantener una teoría al respecto, que radica en la importancia, que desde la escritura del guión hasta la emisión en televisión, se le ha dado en todo el proceso creativo de la serie a la puesta en escena, probablemente uno de los factores más descuidados de la ficción televisiva española. Otras series como Cuenta Atrás (Cuatro) también se han preocupado de tener una realización lo más cuidada posible, pero el caso de Desaparecida tiene además a su favor un excelente casting, y unos guiones basados en el suspense con una trama horizontal clara durante sus 13 capítulos, planteada desde su propio título y capaz de mantener la intriga hasta el último momento de la serie. Dicho así pareciera que estamos hablando de Lost, Prison Break o Héroes. Ni mucho menos. Pero sí es cierto, que al igual que estas tres series, u otros muchos casos de la ficción estadounidense, Desaparecida será probablemente hasta el momento en nuestro país, la serie dramática que más se parece a una película (con la excepción de la fallida Plan América). Es decir, la ficción televisiva que emula al cine. Y uso emula sin hacerlo de una manera despectiva, sino todo lo contrario: como el uso acertado de las posibilidades narrativas que pueden potenciarse desde unos buenos guiones y que acompañados de una puesta en escena cuidada, un casting convincente y un arriesgado esfuerzo de producción dan como resultado una serie que supera con creces en cuanto a calidad narrativa y técnica se refiere el resto de las series españolas.

Así pues, Desaparecida no sólo supuso una apuesta por hacer una serie que no entre dentro de los cánones a los que nos tiene habituados la ficción televisiva española: los cánones de la dramedia, inaugurados por Médico de Familia y que tantos y tantos ejemplos ha dejado a lo largo de los últimos años. Se aleja por tanto de ese afán de no tratar los diversos conflictos que se van a plantear desde un punto de vista puramente dramático. Se aleja de esa tendencia a incluir un personaje gracioso para compensar la carga dramática que pueda llevar la serie. Y lo hace con una seriedad apabullante, un gusto exquisito por alejarse de lo morboso y desde una cordura envidiable de mezclar durante toda la serie, los conflictos que sufrirá la familia Marcos, con la trama de investigación policial a cargo del Teniente Sierra. Es decir, una balanza, igualmente equiparada, con la misma dosis de conflictos familiares que de investigación policial. Algo de nuevo innovador, que sin la necesidad de incluir un personaje de la 3º edad, acude a un target de población muy amplio. Sabiendo que la premisa de la serie es sencilla: la desaparición de la joven Patricia Marcos, los guiones se centran sobre todo en resolver de manera ingeniosa el caso, en ir eliminando capítulo a capítulo falsos sospechosos, en ir aportando conforme pasa la serie nuevos datos y pistas que acerquen al espectador a la resolución del caso y en hacerlo siempre, desde el punto de vista de la familia como epicentro de todos los conflictos detonados a lo largo de la serie. Quizá radique ahí el éxito y la calidad de esta serie. En no olvidar, que trazando una serie, al estilo Twin Peaks, con el tridente básico en cualquier investigación de suspense: policía, victima y delincuente (no se sabrá hasta mitad de la serie si es asesino o secuestrador) y con una clara clave por resolver (¿quién es el responsable de la desaparición de Patricia Marcos?), el público al que se dirige es un público acostumbrado a las series familiares y por tanto hay que enfocar, toda esta investigación desde un punto de vista familiar.

Además, la posibilidad de desarrollar una trama horizontal de manera clara a lo largo de toda la temporada única de la que se compone la serie, le permitió alejarse de otras series dramáticas con investigaciones como centro dramático (Policías en el corazón de la calle, El Comisario), más centradas en pequeños casos autoconclusivos, que se resolvían a lo mucho en dos o tres capítulos. Aquí pues, en Desparecida, todo lo que suceda, ya sea en la familia, entre los Guardia Civiles que investigan, o en los conflictos que se produzcan entre ambos, partirán siempre del mismo y único punto, la desaparición de la joven Patricia Marcos. Nunca antes el detonante de una serie había servido para profundizar tanto en las relaciones de una familia. Ese es el acierto, esa es su distinción, su sello y también una de las claves del éxito de esta serie, que demuestra, que en España también se pueden hacer una televisión seria y de calidad. Casos como el de Patricia Marcos, Desaparecida, sirven para convencer hasta los más escépticos que la ficción televisiva en España de calidad es posible, y también para incitar a un perfil de espectadores normalmente acomodados en otro tipo de ficción menos exigente y mucho más prolífica en nuestro país. Esperemos pues que a partir de ahora, sean más habituales en la parrilla televisiva española ficciones que exijan tanto esfuerzo en producción, guión y realización, ficciones en definitiva que como la serie Desaparecida corroboren y asienten en nuestro país una televisión seria, exigente, entretenida, pero sobre todo de calidad. De momento para la próxima temporada, podremos disfrutar del regreso de U.C.O, el spin -off de Desaparecida con el teniente Sierra (el gran Miguel Ángel Sola) como protagonista. Y esperaremos también fervientemente la nueva serie de Ramón Campos.


No hay comentarios: