Primero. Estiramiento muscular.
Pon tus mejores ideas sobre la mesa. Decide cuál de ellas estás dispuesto a desarrollar. Imagínala con todas tus fuerzas. Elimina las otras nueve. Quédate sólo con una y nunca la pierdas de vista. Será tu guía. Imagina una bobina donde plasmar tu idea. Imagínala con fuerza como para poder entrenar con energía durante mucho tiempo. Agárrate y coge impulso… mucho impulso…impulso como para dar un salto digno de competición. Empieza por escribir y reescribe hasta que tengas un guión por el que merezca la pena entrenar. Cuando hayas reescrito, corrige de nuevo, déjasela a otros atletas que corran mejor y más deprisa que tú para que te ayuden a mejorar tu musculatura. Acepta que apenas sabes trotar. Vas a necesitar ayuda. Mucha ayuda. Necesitas entrenamiento antes de la carrera. Mucho entrenamiento. Búscate un entrenador. O dos. O tres. O los que necesites para poder entrenar todos los días.
Segundo. Entrenamiento suave.
Empieza a trotar, sin prisa pero sin calma. Cada día un poco. Todos los días sin excepción. No busques excusas para no entrenar. Apaga el televisor. Y el ordenador. Deja de observar a tus atletas favoritos. No los analices más. Es suficiente. Estira tus músculos y comienza a correr suave. Ahora concéntrate en tus músculos. Tendrás que conocer hasta la última célula de ellos para ponerte de acuerdo para que todos corran en la dirección que tú quieres. Mientras empiezas a trotar, a elaborar tus dossiers, a buscar financiación, a formar un equipo con el poder competir, prepárate lo mejor que puedas. La carrera va a ser fuerte y te va a exigir mucho. Inspira y expira sin cesar. Intenta expirar fuerte como para que el aire que expulsas saque algo de lo más profundo que llevas en ti. Recuerda de vez en cuando a tus atletas favoritos. No intentes correr como ellos, porque ellos son más veloces que tú. Llevan más años compitiendo que tú y son mejores deportistas que tú. No quieras hacer lo que ellos hacen. Busca tu estilo de trote. Uno con el que tú te sientas a gusto. Encuéntralo y no lo dejes. Trota suave. No pierdas el ritmo, y concéntrate al máximo porque vas a tener que trotar mucho. Y el trote, siempre es la base de una carrera fuerte.
Tercero. Entrenamiento fuerte.
Está bien. Puedes trotar con facilidad y además apenas te supone esfuerzo. No es suficiente. Ahora analiza cuáles son tus puntos fuertes y escudriña tus puntos flacos. Recuerda todas las horas de trote y de marcha que llevas encima. Estás preparado. Es hora de correr horas y horas sin parar. Sal a la calle. De día y de noche. Con y sin tus entrenadores. Piensa en la carrera y en la pista de atletismo. Y ahora coge aire porque te vas a someter a la primera prueba de un entrenamiento fuerte. Coge aire hasta que no te quepa nada más en los pulmones. Ahora que los tienes llenos de aire ¡expira con fuerza!: reuniones, preguntas que hacer, preguntas que responder, cientos de planos, decenas de días por delante, papeles, más dossieres, actores, fotografía, arte, preguntas que hacer, preguntas que responder, sonido, producción, maquillaje, vestuario, localiza, localiza, localiza, cuentas, subvenciones, preguntas que hacer, preguntas que responder, ensayos, referencias, charlas, ayudas, caminos sin salida, esto aquí, esto allá, esto mejor aquí, esto mejor más allá, no, no, mejor donde al principio, músculo, músculo y más músculo. ¿Lo notas verdad? Tu cuerpo se endurece, tus músculos crecen y crecen, tu potencia aumenta poco a poco, tu cuerpo parece el de uno de esos atletas. No te engañes. Es sólo un espejismo. Da igual quién confíe en ti y el motivo por el que lo haga. Eso no debe ser presión. Ahora te toca correr de verdad. Estás a tono para correr. Ya no puedes echarte atrás. Cierras los ojos y espera paciente hasta la carrera.
Cuarto. Carrera.
Eso significa que alguien disparará al aire para darte la salida y que tú deberás correr como para logar una marca aceptable. Tendrás que correr con certeza y de forma precisa. Zancada a zancada. Virando en cada una de las curvas de la pista sin temblar. A veces a cámara lenta, muy lenta. Sudas. Sudas como un verdadero cerdo, por poca verdad que exista en esa expresión. Y mientras corres, sin saber muy bien cómo, eres capaz de olvidarte de todo. Disfrutas de la carrera. Y encuentras una burbuja en la que sólo estás tú frente a la pista de atletismo. Oyes gritos, voces, escuchas las voces de tu entrenador. Su voz resuena como un eco en tu cabeza. Nada importa. Sólo esa sensación de correr en libertad hasta llegar a la meta. No sabes si vas a llegar, y durante un buen rato lo dudas de veras. Da igual. La carrera es el momento deseado. Ese momento por el que ha merecido la pena entrenar y entrenar. Terminas la carrera y llegas hasta la meta. Te parece algo tan extraño e increíble que dudas de si has llegado realmente. Nadie te comunica tu marca. Nadie la ha registrado. Miras a tu alrededor, la gente te felicita. Tú sabes que no sirve de mucho. No sabes tu marca. Miras a tu alrededor. Tu entrenador de reojo te mira. Sabes que tiene la marca. No te la va a decir hasta el último momento. Ahora no es necesario.
Quinto. Gimnasio.
Perfecto. La carrera ha terminado ¿Y ahora qué? Ahora gimnasio. Repasa mentalmente cada uno de tus pasos en la carrera. Es hora de ordenarlos en montaje..Corrige esa zancada mal dada. Mejora esa respiración inadecuada. Conversa con tu entrenador y analiza la carrera. Tu carrera. Analízala como cuando analizabas las carreras de aquellos a quien admiras. No es suficiente, no es suficiente…Máquinas. Sala de máquinas. Más máquinas. No sabes ni cómo se manejan muchas de ellas. Da igual. Aprenderás. Otros te enseñarán. Sigue curtiendo tus músculos sin cesar. Vuelve a machacar cada uno de tus músculos para no perder tono. Y entre esas máquinas, en cada una de tus brazadas para levantar esas duras pesas, recuerda que pronto conocerás tu marca. Ya queda menos.
Sexto. Competición.
Ha llegado la hora. Tu entrenador te comunica tu marca. 607 metros. Es un récord. Sabes que nunca habías llegado hasta ahí. No es un récord nacional, ni mundial. Ni siquiera regional. No parece una gran marca. Es una marca de tan sólo tres cifras. No importa. Es tu marca, tu propia marca personal. Y por mucho que lo intentes, no puedes evitar emocionarte por un instante. Ahora, que al menos ya sabes que puedes correr, apenas te tas cuenta que tus entrenadores te mandan competir. No quieres. Estás satisfecho con tu carrera. Eso es suficiente y en fondo es lo de menos. Tu cuerpo y sobre todo tu mente ya están preparados. Adelante. Es el momento de dar a conocer la marca. De que todos vean como corres. No preocupes por cómo corren los demás. Lo importante es que tú también vas a correr.
Recuerda que después de mucho entrenamiento, cuando estés exhausto y quieras dejarlo, cuando creas que has entrenado suficiente, sólo estarás al comienzo de tu verdadera carrera. La que ahora te exige competir a ti. Y tú que vas a tener que competir durante mucho tiempo…preferirías estar entrenando.
3 comentarios:
Más que a correr, lo de hacer cine se asemeja más a nadar contracorriente.
Un abrazo!
Enhorabuena, esa lata tan insignificante pero tan llena de ilusión es lo único que queda después de las noches sin dormir, las reuniones, las discusiones, los parones, de todo lo que el cine supone.
Un abrazo y a ver si la traes por Bilbao para poder ver el corto.
¡Brais!
Si el corto aterriza por Bilbao te aviso con tiempo
Un abrazo!
Publicar un comentario