Estímulo: Factor actor externo o interno capaz de provocar una reacción positiva o negativa en una célula u organismo.
Sensación: estimulación de una célula sensorial especializada por un estimulo (externo o interno), que a su vez activa a una neurona sensitiva generándose un impulso nervioso, el cual se transmite hasta el centro nervioso correspondiente, donde se produce la interpretación del mensaje.
Lea detenidamente el siguiente texto. O mejor, si tiene tiempo que perder, experiméntelo. Tómese su tiempo. Si ya ha llegado hasta aquí, se puede tomar un tiempo.
Estimule una imagen agradable en su cerebro. Recuerde algo que ha vivido y conviértala en una imagen. Alguna que pueda recordar con facilidad. La que sea. Alguna que le haga sentirse bien. Perfecto.
Ahora que ya tiene algo pequeño en su cabeza, manténgalo durante un tiempo determinado, el que usted elija. Concéntrese en la imagen. Deje leer y concéntrense en esa imagen durante unos segundos. Intente no desviar su atención de la imagen que ha elegido. Concéntrese en ella.
Bien. Ahora que la ha mantenid,o intente quitar esa imagen de su cabeza. No puede, ¿verdad? Usted lee imagen e inmediatamente después le viene esa última imagen en la que acaba de concentrarse.
Piense en otra imagen. La que sea. Alguna quizá un poco más desagradable. Mucho más desagradable. Algo que odie profundamente y que le haga tiritar. Perfecto.
En este mismo instante acaba usted de borrar la imagen en la que había pensado previamente, la primera,, que sin embargo, por el recuerdo de esta frase, ha vuelto de nuevo a su cabeza. Estímulo. Usted ha estimulado una imagen que ha provocado una reacción positiva. Al estimular una imagen negativa ha deseado volver inmediatamente a la imagen positiva que había generado. Estímulo externo con reacción determinada.
Estimule ahora una sensación positiva. Algo que pueda sentir en sus entrañas. Sí, sí. Los actores lo hacen fácilmente. Si ellos pueden, usted también. Se puede estimular la sensación. Concéntrese. Intente concentrarse en una sensación determinada. En su corazón, en su estómago, en lo más profundo de su alma. Sienta. Estimule alguna sensación positiva que pueda estimular con facilidad. La que sea. Alguna que le haga sentirse bien. Concéntrese. Perfecto. ¿La tiene?
Ahora que ya siente algo positivo, manténgalo durante un tiempo determinado, el que usted elija. Unos cuantos segundos. Intente no desviar la atención sobre la sensación que ha escogido. Bien.
Ahora que la ha mantenido intente eliminar esa sensación de su corazón. No puede, ¿verdad? Estimule otra sensación. Negativa esta vez. La que sea. Alguna un poco mayor, más compleja. Intente centrarse en esa nueva sensación. Alguna de carácter negativo. En este mismo instante se acaba de dar cuenta que la sensación que atravesaba sus entrañas hace un instante no ha desaparecido del todo, al igual que sucedía con las imágenes que generaba su cerebro. Efectivamente, sigue ahí. Está usted atravesando dos sensaciones a la vez. O al menos el leve recuerdo de una de ellas. Como la espuma que queda tras la ola. Sabe que no se moja los pies, pero igual los humedece. No se preocupe, no durará mucho tiempo.
Intente desechar ambas y vuelva al estado inicial en el que su corazón no estaba sometido a la sobre estimulación de sensaciones. ¿Está usted interpretando el mensaje? No se apure. Ahora lea las dos siguientes columnas de palabras. Primero una. Deje pasar unos segundos y lea la segunda. Hágalo con cierta rapidez.
Amorfos
Insectos
Asfaltos
Infectos
Deformes
Alientos
Idiotas
Ineptos
Aromas
Sesudos
Perfumes
Saludos
Abrazos
Susurros
Caricias
Desnudo
Usted no sabría explicar por qué, pero de las siguientes columnas le parece mucho más atractiva la segunda ¿verdad? Es más, le he pedido que lea dos columnas, cuando solo hay una. Estaba tan pendiente de buscar la segunda columna, que en la lectura se ha dejado llevar con rapidez. Su cerebro, y por tanto su parte inconsciente, su yo más intrínseco acaba de descubrir que la segunda columna de palabras resulta más agradable que la primera. Y lo ha hecho de forma inconsciente. ¡Qué maravilla! Usted acaba de recibir catorce estímulos directos. En los dos casos, siete palabras en cada columna. Usted esperaba dos columnas espaciales y en realidad, existen dos columnas separadas por contenidos: negativos y positivos. En los dos casos, veinticuatro sílabas sujetas por una leve rima asimétrica para que la lectura sea más agradecida. Y sin embargo, si tuviera que elegir…sólo en el caso de que tuviera que elegir con alguna de las dos partes de la columna, escogería la segunda parte.
La interpretación puede ser tan positiva como negativa. Depende de quien lea. Depende de quien escriba. La recepción del mensaje y su decodificación puede resultar tan amorfa como aromática. ¿Curioso verdad? Son las dos primeras palabras de cada columna. Piense en el aroma. Ahora piense en el amorfo.
Aroma. Amorfo. Aroma. Amorfo.
De nuevo una sobre estimulación, que además en este caso resulta contradictoria. ¿Por qué? Porque su vida es contradictoria. Porque usted es contradictorio. Porque es en la contradicción donde encontramos la poesía. Porque sobre su estímulo existe también un sobre estímulo. Según el prisma desde donde se mire. Porque amorfo y aroma son contradictorios. Y porque lingüísticamente, aunque parecidos, nos derivan a dos estímulos completamente diferentes. Sin embargo caricia y susurro no lo son. Por eso están en la misma columna.
Elija una de las dos palabras. Caricia o susurro. ¿Se complica verdad? Imagínese que tiene que quedarse con una de las dos. Ya no es tan fácil. Porque a usted le gusta la palabra caricia, pero la palabra susurro también le agrada. Le gusta el carácter aterciopelado que acompaña a la palabra caricia, pero también le tiembla el pulso al pensar en el eco evocador que conlleva la palabra susurro. Ambas pertenecen a la misma columna. ¿Cuál es el problema entonces? Lea ahora las siguiente columna, hágalo rápido, no deje tiempo para pensar en qué significa cada palabra. Esta vez solo hay una columna. Adelante:
Amorfos
Sesudos
Asfaltos
Saludos
Deformes
Susurros
Idiotas
Desnudos
Aromas
Insectos
Perfumes
Infectos
Abrazos
Alientos
Caricias
Ineptos
Se encuentra altamente saturado. No entiende por qué, pero lo encuentra todo entremezclado, confuso. Acaba de recibir catorce imágenes en su cerebro. Acaba de sentir catorce sensaciones diferentes en su lado más inconsciente. Todas contradictorias. Estímulos positivos y negativos seguidos. ¿Se encuentra cansado después de leer las catorce palabras seguidas? No se preocupe. Concéntrese tan sólo en una pequeña parte de las catorce palabras. Lea sólo la última letra de las catorce palabras. Hágalo despacio. Reproduzca con su lengua y sus dientes el sonido de la última letra de cada palabra. Es siempre la misma. 16 "eses" una detrás de otra.
SSSSSSSSSSSSSSSS...
Piense en el silencio.
Silencio.
Silencio.
Silencio.
Toda palabra puede resultar bella si se coloca en el lugar adecuado. O si se repite una y otra vez cacofónicamente. Toda sensación puede resultar bella si se recibe con el estímulo adecuado. Toda imagen puede resultar bella si se crea con el ambiente adecuado. Palabras, imágenes y sensaciones pueden resultar aterradoras si las recibimos a través de estímulos inadecuados o, sencillamente, desordenados. Como en Mullholland Drive: silencio.
Sin embargo y pese a todo, siempre nos quedará (a usted y a mí) el silencio. Disfrute ahora del mismo y de la belleza que se oculta en su palabra. Silencio.
Y entre sus sílabas. Si len cio.
Y entre su letras. S i l e n c i o.
-Foto: La Catedral del Mar en Barcelona-
2 comentarios:
Interesantes experimentos. En efecto me produjo varias emociones, me quede pensando en hacerlo otra vez.
Gracias David,
Me alegro que te haya parecido de utilidad. Aunque ya se sabe, que nuestros mecanismos emocionales son un misterio...
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