La capacidad de concentración de una persona disminuye gradualmente respecto a la intensidad de sus motivaciones en la labor que realiza. Es decir, si una persona está muy motivada frente a su creación artística, su capacidad de concentración en la misma aumenta exponencialmente. Si por el contrario, una persona pierde el interés sobre su creación, su atención disminuye y su concentración mengua. El número de estímulos que favorecen esta desconcentración se incrementa, y los despistes, -y por tanto fallos- en la creación artística le ganan terreno al artista.
Crear exige altos grados de concentración y motivación sobre lo que se crea. Si el artista no tiene la capacidad suficiente para concentrarse en esa búsqueda, puede que fracase en la misma, o que su hallazgo no sea lo suficientemente interesante, como para captar la atención – y por tanto la concentración en el objeto- de los que reciban su obra.
Es necesario concentrar nuestra atención en un solo elemento. Fomentar esa capacidad de concentración expandirá por tanto las limitaciones del artista frente a su obra. A un mayor nivel de concentración, mayor belleza en la obra realizada.
- La foto se capturó en tierras zamoranas -
2 comentarios:
Y luego está esa gente que crea cosas increíbles sin demasiado esfuerzo. A esos los odiamos.
PD- Cambio DVD por chaqueta...
Me gusta tu última frase, aunque a veces querer no significa poder. De verdad, que yo pongo empeño en dibujar, pero no...
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