sábado, 12 de enero de 2008

Como hacer un buen uso de las reglas dramáticas del suspense en una ópera prima.

El análisis de un guión en profundidad es una tarea tan lenta como apasionante. Uno acaba practicamente introduciéndose en la cabeza del autor y analizando las posibles intenciones, las que el guionista tenía de manera premeditada y las que no conocía cuando escribió el guión pero que pueden ser analizadas y examinadas en profundidad. Durante este último tiempo he estado atareado con el análisis del guión de Tesis. Ahí va para los amantes de esta ópera prima una parte introductoria de este análisis que reflexiona sobre las reglas que Amenabar usa conscientemente para atraer la atención del público durante dos horas y que aplica en practicamente todas sus películas.

"Es cierto que durante prácticamente toda su reducida filmografía Amenabar ha demostrado ser un experto maestro del suspense. No sorprende por tanto que su primera película, así como sus primeros cortometrajes se enclave dentro de este género, también llamado de intriga o thriller que se caracteriza por tener tramas que giran en torno a sucesos criminales y que quedan en segundo plano frente al mecanismo narrativo que hace la participación del espectador para desentrañar las diversas hipótesis sobre interrogantes planteados a lo largo de la historia. Dentro de este género los personajes son investigadores y nunca tienen relación con el crimen directo a diferencia del cine de gangsters. Tal y como les sucede a Ángela (Ana Torrent) y Chema (Fele Martinez), dos estudiantes que se ven involucrados en una trama compleja y truculenta en torno a las snuff-movies.

El cine de suspense se caracteriza por profundizar en la psicología de personajes. Muchas veces, a diferencia de otros géneros como el cine negro, esa psicología resuelve los conflictos planteados por la trama (motivaciones para el crimen, reacciones en situaciones límite, etc.) Tesis es el ejemplo perfecto de un guión que bebe desde la novela negra de Dashiell Hammett hasta los esquemas repetidos en multitud de películas por Alfred Hitchcock, maestro indiscutible del género. Todo adaptado al Madrid de los años 90, en un contexto actual y sin renunciar a las reglas básicas que hacen de tesis una película de género.

Si Amenabar es experto en algo, es en tratar el punto de vista. En las películas de Amenabar el punto de vista siempre está súper definido. Suele ser el del protagonista de la historia, que de manera premeditada comparte punto de vista con el espectador. Es decir, el protagonista posee la misma información que posee el espectador, de manera que cuando se le revela información, también el espectador es participe de esa revelación. Con lo cual Amenabar consigue que el espectador empatice rápidamente con el personaje protagonista, además de conseguir crear un gran suspense a lo largo de toda la película que se resuelve con el whodunit[1] final. Curiosamente toda su filmografía a excepción de Mar Adentro se sustenta en una gran revelación final o anagnórisis final que se oculta disimuladamente a lo largo de toda la película para crear una sorpresa y un impacto en el espectador que se ve incrementado por el cuidado punto de vista que suelen mantener sus películas. Así pues en Tesis, Ángela descubre que Bosco (Eduardo Noriega) es el asesino, en el clímax de la película. Y lo hace en el mismo instante que lo hace el espectador. Al igual sucede cuando Grace descubre en el clímax de Los Otros que está muerta, y cuando Cesar descubre al final de Abre los ojos que el mundo dónde vive no es real.



En el caso de Tesis podríamos hablar de que la trama es casi un rastreo policial por parte de Ángela y Chema, que perfectamente podrían suponer una proyección distorsionada y deformada de Sherlock Holmes y Watson. Siguiendo las reglas del género, se da en Tesis un proceso de caza y captura o lo que es lo mismo, el proceso de perseguidor y perseguido, que exceptuando alguna escena concreta apenas se subvierte en toda la trama.

Amenabar utiliza una relación de tres personajes, basada en el triángulo, que también repetirá posteriormente en Abre los ojos. Dentro de esa relación, encontramos a Bosco, el villano típico del cine de suspense, que en este caso no sabemos que es el asesino. Lo más curioso de Tesis, es que a diferencia de muchas películas del género, como por ejemplo la simultánea Seven de David Fincher o la también canónica El silencio de los corderos de Jonhatan Demme, Amenabar no se pregunta por la condición del villano. Es decir, no se centra en los rasgos psicológicos del asesino. Le da lo mismo. Prefiere centrarse en la trama y en la historia que se desenvuelve a partir de sus asesinatos, pero no intenta ni justificar la psicología del asesino ni explicar porque mata. Simplemente está ahí y cumple su función para que la historia avance. Este rasgo hace que Tesis, junto a la dosificada maestría de ir repartiendo la información a en torno a la trama según convenga, sea un claro ejemplo de cómo ir un poco más allá de las propias reglas del género.

Si bien es cierto que la historia posee grandes dosis de humor, bastante negro en según que momentos y ácido en la gran mayoría de ocasiones (como cuando Chema alude a que la película que ha matado a Figueroa seguro que es española), podemos decir que se trata de una película que sigue canónicamente las reglas del cine de suspense. Amenabar ha reconocido en alguna ocasión que en sus cortometrajes eran meros ejercicios para aplicar las premisas dramáticas que exige el cine de suspense. Tesis es por tanto la consagración de estos ejercicios de manera magistral, en un guión tan cuidado como sorprendente en cuanto a temática se refiere.



Mateo Gil explica en una entrevista[2] como cuando se dispusieron a escribir el guión tanto él como Amenabar se plantearon una estructura clásica en tres actos con dos puntos de giro. Posteriormente se formaría un mejunje extraño, según declara el propio Mateo Gil, puesto que en la falsa pista que Amenabar da a mitad del tercer acto, la trama se dilata demasiado. Es quizá uno de las mayores novatadas que Amenabar cometió con esta película, fruto de la inexperiencia que supuso escribir y dirigir Tesis con 23 años. Pero Amenabar consiguió su propósito inicial: mantener la atención del espectador durante 2 horas de película, siguiendo las reglas dramáticas que ofrece el género para realizar una película de género en un país dónde la taquilla se empeñaba en demostrar que el cine de género no interesaba. El cine de Amenabar tiene una virtud primordial frente a los diferentes defectos que se le puedan sonsacar a sus diversas películas: gusta a todo el mundo. Seguramente suceda eso porque Amenabar demostró ya con 23 años que era un perfecto conocedor de las reglas del género de suspense. Posteriormente también lo haría con la ciencia ficción y el terror y de manera más débil con el drama. Como perfecto conocedor de los géneros que el propio Amenabar admira, Tesis se convierte en una recreación a la española de los trucos y distracciones que hacen posible crear intriga para mantener atento al espectador incluso en los momentos más inverosímiles. Tal y como lo hicieron en su día Otto Preminger, Fritz Lang o Alfred Hitchcock. Porque las reglas del cine de suspense ya están escritas. Sólo es necesario saber leerlas, reinventarlas y como no tener una pizca de talento y mucho método para escribir una ópera prima como Tesis."

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[1] Término adorado por Amenabar, acuñado por Hitchcock y que hace referencia acerca de quién es el asesino de la trama, tan propio de los finales del cine criminal de suspense.
[2] PAULA VERA, Cecilia (2002): Como hacer cine 1, Editorial Fundamentos, Madrid

3 comentarios:

Dani Lebowski dijo...

Mi opinión respecto a Tesis ha ido decreciendo de "Grandísima película" a "Decente película" con el paso de los años. De todos modos, me sigue pareciendo una buenísima propuesta. Lo que más admiro de Amenabar, a parte de su evidente fuerza visual, es su capacidad para hacer de cada una de sus películas un evento sociológico, algo que el cine nacional necesita.

goloviarte dijo...

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Clementine dijo...

Hey! Quina sorpresa, Nachete! Veo que tú también sigues en la onda del cine de género :) Hay que ver de todo, ¿no? Pues la vida sigue por la Ciudad Condal. Con cosillas temporales, de momento, pero tratando de asistir a todo evento cinematográfico. Nos seguimos leyendo por la blogosfera, doncs! Un abrazo grande!