jueves, 28 de febrero de 2013

Una primera piedra


Parecerá extraño que de repente alguien diga que nuestras instituciones están haciendo algo bien. Suena casi a chiste. Quizá sea el peor momento de todos para hacerlo. Quizá nunca sea un buen momento para decir algo así. Obviamente en un tema menor, dados los grandes temas de preocupación del momento, marcados por esta dolorosa crisis. Pero merece la pena detenerse, cuando se intuyen buenas voluntades, o al menos, voluntades de cambiar cosas que no funcionan.

Desde aquí me he mostrado casi siempre bastante crítico con las políticas de distribución, exhibición y producción de cortometrajes que tenemos en Aragón, demasiado dependientes del Gobierno de Aragón y con una gestión muy alejada de un modelo que sea eficaz y solvente. Sin embargo, dos noticias recientes bien merecen ser atendidas, pues quizá sean las primeras piedras de algún proyecto que, ojalá, se convierta en algo más estable.


Hace unas semanas se nos anunciaba la puesta en marcha del  Festival de festivales José Luis Borau, el cual finaliza este fin de semana. Sin duda, una propuesta que merece toda la atención. El festival recopila los palmareses de numerosos festivales de cine que hay en Aragón, exhibiendo a estos en la capital aragonesa. Buena iniciativa, sobre todo, para dar a conocer un buen puñado de obras (de producción aragonesa y nacional). Una plataforma más de exhibición, que esperemos se mantenga en el futuro. 


La segunda noticia, es la convocatoria que esta semana nos ha sorprendido a todos en el BOA. La convocatoria en cuestión toma el nombre de programa FILMAR y tiene como objeto la difusión del cortometraje aragonés nacional e internacionalmente tanto en internet, como en distribución a través de festivales de cine, algo que desde hace años venía reclamando el sector cinematográfico. Programa, por otra parte, ya existente en otras CCAA como Madrid, País Vasco, Canarias, etc., y que a pesar de llegar tarde, asoma al fin en Aragón. 


Pese a que la convocatoria no detalla mucho, ni de cómo va a distribuir los cortometrajes, ni de qué cantidad de festivales va a cubrir, sí es cierto que como primera piedra  de un proyecto de exhibición de cortometrajes aragoneses, es más que aceptable. Faltan muchos flecos por cubrir y mucho que mejorar de esta primera convocatoria y no sería tan complicado hacerlo, puesto que en otras CCAA tienen modelos parecidos que funcionan bien desde hace años (también con mayores presupuestos, todo sea dicho), que se podrían intentar imitar. Pero merece prestar atención a lo poco específica que resulta, especialmente, en cuanto a fines y objetivos se refiere. 


De entrada, no se especifica cuántos cortometrajes van a formar parte de este programa, si solo van a formar parte los mejores o todos los que se inscriban (normalmente, no suelen ser más de 8 en ningún programa de otras CCAA), si se requiere exclusividad o no en la distribución del cortometraje, si se necesita o no que el cortometraje tenga ayuda previa de la DGA (que sería lo lógico para mantener una coherencia de profesionalidad y también como primera criba en la selección), así como a qué se refiere la convocatoria con “tres expertos del mundo audiovisual” que supuestamente evaluarán los cortometrajes presentados. No estaría de más, diferenciar también entre obras de ficción, documentales y cintas de animación (poco prolíficas en Aragón) y aclarar qué se pretende difundir con este proyecto. La mayoría de comunidades autónomas optan por la ficción y animación, puesto que ambas pueden competir conjuntamente en numerosos festivales comunes. Otro cantar serían los documentales, cuyos circuitos de distribución nada tienen que ver con los del cortometraje de ficción. Si ya empezamos metiendo en el mismo saco documentales de 30 min. y cortometrajes de ficción de 10 min. tenemos el mayor de los problemas: no ser específicos con algo que podría tener interés general fuera de nuestras fronteras. O lo que es lo mismo, perderemos la mitad del catálogo en cada uno de los envíos, por no haber hecho bien los deberes en casa. 

Estaría bien aclarar estos y otros puntos o, al menos, intentar mejorar esta primera convocatoria que parece salida un poco al tuntún de la situación, con poco tiempo en su preparación. Para lo cual me parece fundamental la asesoración en este tema por parte del Gobierno de Aragón, de los profesionales que existen en la comunidad. Entre otras cosas, porque ser político, no implica tener que conocer bien cómo y de qué manera se gestionan los productos audiovisuales. Algo que a la postre, bien terminan conociendo los que producen y dirigen cortometrajes, al no quedarles más alternativa. En ese sentido,  ambos deberían ser interlocutores constantes en este tipo de convocatorias. 

Cierto es que desde que han (re) surgido plataformas como ACA y APROAR,  con propuestas diferentes y objetivos comunes, las instituciones públicas aragonesas (DGA y Aragón Televisión, principalmente), parecen querer mejorar tímidamente, en cuanto a apoyo al cortometraje se refiere. Pero no nos engañemos, este año la producción cinematográfica va a bajar. Ya se están rodando menos cortometrajes de ficción que nunca, principalmente, porque el apoyo institucional a los mismos ha bajado respecto a años anteriores. Es más difícil rodar y todavía más difícil hacerlo en condiciones. A la reducción de ayudas de la DGA, hay que añadir la supresión total de las ayudas del MEC en cuanto a producción de cortometrajes se refiere (cifra que supera el millón de euros). Probablemente, se mantengan las cifras de la producción de cortometrajes documentales (cuyos costos, casi siempre suelen ser menores) y bajen las de los cortometrajes de ficción. Con lo que el año que viene nos podemos encontrar, con facilidad, una nueva edición de la SCIFE (festival que reune a lo más destacado de la producción aragonesa) con muchos documentales presentados y más bien pocos cortometrajes de ficción. Probablemente en su gran mayoría, estos últimos no estarán calificados en el ICAA,  se rodarán con presupuestos bajísimos para la producción media de un cortometraje en España, con equipos humanos que no cobren,  y renunciarán, a la postre, a la calidad final de sus historias en post de sacar adelante el producto a toda costa. La disminución en las ayudas a la producción audiovisual desde la DGA, así como la eliminación de una de las tres becas que concedía la DPZ hasta este año pasado hace que sea, más difícil si cabe, rodar en condiciones en Aragón. 

La pena de esta primera convocatoria, es que solo se permite la inscripción de cortometrajes producidos a partir del 2012 en adelante, lo cual a los que todavía tenemos cortometraje en distribución calificados en 2011, nos deja con las ganas de participar. Pero bueno, es un mal menor y muy particular, para una buena noticia que ojalá sirva como primer paso en la mejora de la distribución de cortometrajes rodados aquí. 

Igualmente tampoco me queda muy claro qué se considera cortometraje aragonés y qué no. Porque si el corto lo dirige un vasco, pero la mitad de la producción es aragonesa, por lo visto, el corto es aragonés. Pero si el corto lo dirige un aragonés (empadronado o residente en Aragón), se rueda en Calamocha, con equipo plenamente aragonés, pero la productora con la que lo rueda es madrileña porque el director ha encontrado la financiación fuera, no puede  participar en esta convocatoria. Y eso me resulta más extraño. De ahí, que también se necesite unificar en criterios los cortos que hayan recibido anteriormente ayuda y que finalmente participen en esta convocatoria. Entre otras cosas, porque buena parte de los cortometrajes que se ruedan en Aragón, se ruedan sin una productora aragonesa que sustente el proyecto, o directamente, sin productora

Esperemos que esta convocatoria vaya ligada a una clara apuesta y política por el audiovisual aragonés, por la mejora verdadera en la calidad de los productos que se ruedan y por la difusión real de lo que merezca la pena que pueda tener interés general. De paso, por la unificación de las casi inexistentes ayudas a la producción de cortometrajes y esta “ayuda” a la distribución de los mismos. De lo contrario, se me plantea una pregunta clara: ¿qué vamos a distribuir si cada vez es más difícil rodar un cortometraje en Aragón

Fotografía: rodaje del cortometraje "Wakie talkie" (2012)

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