domingo, 15 de enero de 2012

¿Cómo vive usted? Odayboga

ODA: Composición poética o lírica de tono elevado, que generalmente ensalza algo o a alguien.

BOGA: Buena aceptación, fortuna o felicidad creciente.

En eso nos hemos convertido. Eso es lo que somos. Personas molestas, oprimidas, fatigadas y por supuesto al borde del desaliento en gran parte de nuestro tiempo vital. Aunque algunos se crean lo suficientemente listos como para pensar que no forman parte de todo esto. Precisamente, son los que antes le dirán: “disculpa, pero no tengo tiempo para esas chorradas, tengo muchas cosas que hacer”. Si es de los que no tiene mucho tiempo, casi le recomiendo que no siga leyendo, porque la punta del lápiz está especialmente afilada para la ocasión.

Usted vive así. Sí, lo que acaba de leer. No se enfade conmigo porque se lo reproche. Probablemente yo también viva de ese modo. Así que estamos en igualdad de oportunidades y también de condiciones. Pero prefiero centrarme en usted, para que esta entrada le parezca más mezquina, menos sincera y quizá algo más inoportuna. De hecho, si existe algún motivo para que siga leyendo, es para que finalizada la entrada usted pueda decir: “pues vaya, no dice nada nuevo, no lo dice de forma ordenada y encima crítica todo lo que él mismo hace”. Venga, venga…al grano, que sé que tiene algo de prisa.

Vive abrumado, sí. Cómo me explicará sino que en lo que vaya a durar esta entrada le de por mirar al menos una vez su facebook, su twitter, su tuenti, su tumblr o alguna otra red social para “sentirse conectado con el mundo”. O si no lo hace, que por lo menos se le cruce ese pensamiento. Cómo me explicará sino esa tendencia trastornada que cada noche le envuelve antes de dormir y le recuerda que hoy no ha hecho aquello tan fundamental, o se olvidó de hacer aquello otro que era indispensable, o sencillamente, que no atendió esa llamada porque estaba hablando con otra persona o se le pasó el cumpleaños de aquella otra persona a la que tanto quiere. Esa corriente sin detención que le recuerda todo lo que no ha hecho, todo lo que le queda por hacer, y por supuesto, el poco tiempo que dispone para el cometido. Veo que me va comprendiendo…Tranquilo, dos minutos más y le dejó actualizar su correo electrónico. No se preocupe. No vaya a ser que haya llegado algún mensaje súper-ultra-mega importante y se pierda el final de esta guisa.

Evidentemente, no se va a parar a pensar que la información que le rodea se ha apoderado de usted. Que ahora, sólo forma parte de un entorno que se fagocita a sí mismo, en virtud de generar más y más información sin un fin determinado. Que ahora, está completamente atrapado en una red que le obliga a gastar (quién sabe si a malgastar también), cada minuto de su valiosa y preciada vida en actualizar todas sus redes sociales, en revisar las redes sociales de sus contactos, en mirar varias veces al día su mail personal, su mail del trabajo, su móvil, su móvil del trabajo, en ver ese capítulo de una serie retrasada o esa película pendiente, en leer ese libro indispensable para la vida, en bajar esa canción de internet y por supuesto, en guardarse algunos minutos para eso que algunos inconscientes llaman “vivir”. Y todo, ¿para qué? Para que pueda estar informándose de todo lo que le sucede alrededor. Para que así pueda para saber qué ha pasado, que está pasando y (por paradójico que parezca), que podrá pasar en el futuro. Sí, internet también nos dice que va a pasar en el futuro. Y encima nos hace creer que entendemos mejor el mundo que nos rodea y que tenemos más sapiencia de nuestro entorno. Tremenda chorrada la que nos hemos creído o nos han hecho creer. Para que cuando llegue la hora, usted también pueda decir: “sí, sí, lo vi ayer en las noticias”, o mejor todavía “hace un momento lo he leído en twitter”. Y cada vez tiene más mérito ser el primero en haberlo visto. Para así podérselo descubrir a los demás. Para sentir que uno ha sido el primero en algo. Y así, de paso, nos pasamos lo que decía Paul Newman por ahí…No, no pienso explicarlo. Seguro que en un minuto lo encuentra por internet. Y sino, pregúntele a algún contacto de sus múltiples redes sociales.

Inciso: contacto. Curiosa palabreja que se queda camino entre el amigo y el conocido. Quizá con mayor propósito de beneficio propio que de ofrecer bien gratuito a lo ajeno.

Sin embargo, sé lo que está pensando: “aquí al amigo criticando el entorno global que nos mantiene atrapados a una red innecesaria y probablemente estúpida, pero él, bien que tira del blog para que otros le lean y encima tiene los huevos de enlazarlo en facebook. Ya le vale”. Sí, querido mío. Ya le dije que la entrada iba a ser mezquina por los cuatro costados.

Pero la siguiente vez que vaya a perder el tiempo rebuscando algún video estúpido por la red para enseñárselo a sus "contactos", puede pensar que hay un tronco deshaciéndose en brasas y esperando a que se siente a su lado para observar cómo se convierte en ceniza. La próxima vez que se vuelva loco porque se ha caído la conexión a internet, piense que hay un trozo de césped o un rincón de arena en algún lugar del mundo esperando a que usted se tumbe sobre él para contemplar la inmensidad de un cielo estrellado. La próxima vez que vea que tiene que contestar a las ocho llamadas perdidas que ha encontrado en su móvil sin responder, piense que hay alguna habitación poco iluminada y vacía, esperando a que usted converse con el silencio durante horas. Sí, durante horas.

Pero claro…¿qué sentido tiene ahora dedicarle tiempo al fuego del hogar o sencillamente a charlar con el silencio absoluto de la habitación que le rodea en este momento? En un tiempo tan plagado de ruido, probablemente ninguno. Porque nos hemos convertido en una oda a la boga. En un poema a la buena aceptación. Seres (me inventaré un par de términos) “supersocialmentedotados y culturinternetizados”. Ya lo ha leído al principio…pero no había mucho tiempo para preguntarse por qué dos definiciones aleatorias al inicio de la entrada. Claro… que tiene prisa, y aquí todavía no hemos llegado a ninguna conclusión. Disculpe que me haya ido por las ramas. Sólo quería decirle que usted también vive agobiado. Y que yo, probablemente también. Ya se lo dije en el título y con falta de ortografía incluida, pero tenía demasiada prisa como para leerlo del revés.

[La foto la saqué hace algunos años, en un rincón perdido, en una hoguera perdida, rodeado de mucho silencio. Porque se puede hablar durante horas con el silencio sin echar de menos tanto ruido. Además, tiene la ventaja de que la conexión rara vez se cae.]

2 comentarios:

Ignacio Estaregui dijo...

Yo lanzo la primera piedra.

GUIZMO dijo...

Cuando te pones brabucón y antisistema me pones a tope. Podríamos quedar para curtirle el lomo al tipo ese del Facebook con apellido complicado...