domingo, 13 de diciembre de 2009

Entrar tarde. Salir pronto.


Los buenos guionistas saben que las mejores escenas son aquellas que siempre empiezan tarde, y terminan antes de lo esperado. Es decir, las escenas en las que uno llega tarde y se va pronto, -en jerga de guión-. Es bueno arrancar con la acción comenzada, para no aburrir. No es bueno que los personajes hablen demasiado, porque a veces no es necesario el diálogo para mostrar determinadas cosas. No es bueno que la escena empiece pronto, y tampoco que concluya cuando ya no tiene sentido dar más información. Si la escena se alarga se corre el peligro de aburrir al espectador. Si la escena empieza demasiado pronto, es decir, antes de que sucedan cosas interesantes, sucede lo mismo.

ENTRA TARDE. VETE PRONTO. PERO INTENTA NO ABURRIR.

Con el tiempo uno va mejorando poco a poco en este oficio de entrar tarde y salir pronto. Aunque es verdaderamente complejo. Siempre hay que dejar con ganas de más. Para que el espectador quiera más y más escenas. Algo fundamental para cualquier guionista. Incluso hay veces que la propia escena te obliga a salir antes de tiempo, para que el ritmo de la película siga su curso lógico.

Uno de los mejores profesores de guión que he tenido, siempre comparaba las escenas con las fiestas nocturnas. Y siempre nos decía: “no lo olvidéis…lo importante es llegar tarde y saber salir a tiempo”. Como en las buenas escenas.

Aunque no siempre se quiera. Aunque a veces sea complicado. No hay que entenderlo. Hay que pensar que...

...Va en beneficio del guión.

2 comentarios:

Cinegoza dijo...

Por la hora del post me parece que se prolongó tu noche, jejeje.

Un abrazo

Nacho dijo...

Entrar tarde siempre fue más fácil que salir pronto Toni, jeje.

Un abrazo!