martes, 22 de diciembre de 2009

El temita de la semana: AVATAR.


El tema de la blogosfera cinematográfica de esta semana: AVATAR. Sí, lo sé. Más de lo mismo.

¡Vamos allá!

Intentaré ser breve al respecto, porque creo que se ha dicho mucho. Si usted acaba de ver AVATAR, le aseguro que este post no le parecerá muy largo. Y para construir la casa, empecemos siempre por la base. Lo más importante. Lo que nunca se debe descuidar, ya sea una película en 3D, con hologramas, con sabores, o con olor a mariposas: el guión. Principal aspecto de cualquier película: la historia, lo que se cuenta. En Avatar, al igual que sucedía en Speed Racer (Larry y Andy Wachowski, 2008), el guión está cogido con hilos. Los personajes son planos. Algunos insultántemente planos. Algo que otras aventuras intergalácticas, como Star Wars, no descuidaban (odiosas comparaciones, lo sé).

Las acciones parten en su mayoría de claros referentes que todos hemos visto anteriormente, desde Bailando con lobos (Kevin Costner, 1990), Pocahontas (Mike Gabriel, 1995), Apocalypto (Mel Gibson, 2006) , Braveheart (Mel Gibson, 1995) e incluso El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001, 2002, 2003) a referentes mucho más clásicos, que quizá pasen más desapercibidos, como Luces de la ciudad (Charles Chaplin, 1931), de donde parece haber sacado el leiv motiv de la película “te veo”. Lo cual confirma que Mel Gibson no es tan mal director, porque ya le están copiando. Aunque es es otro tema...

Así pues, la historia deambula en tierra de nadie, con personajes que no sabemos muy bien que persiguen - exceptuando la Navy protagonista -con tomas de decisión que previamente no han sido anunciadas, con una retahíla de secundarios sin oficio ni beneficio, con una llamada a los puebos al inicio del III acto que suena a Deus Ex-Machina de última hora para solucinar el embrllo y lo más importante, con verdaderos pantanos donde no sucede nada –hasta que no llega la primera hora el protagonista marine no es aceptado para entrenarse en el pueblo Navy, o lo que es lo mismo, no hay ni un sólo giro en el guion-. La mala definición de personajes, es sintomática desde los tres primeros minutos de la película, en la que se resuelve a modo de prólogo un pasado (innecesario) para darle algo de profundidad al personaje, que no influye para nada,en lo que se cuenta posteriormente.



Y a pesar de todo, Avatar tiene algo. Quizá esa imagen azulada, ciertamente lisérgica. Quizá la expresión de los Navy, conseguida con el motion-capture, que va a lograr que Gollum envejezca más rápido de lo esperado. Quizá la música. Uno de sus puntos más fuertes. Quizá esa parte central en la que de repente uno cree estar volando, corriendo por la selva y saltando detrás de la Navy jefe. No cabe duda, que técnicamente es un disfrute. Y tampoco que lo logrado con los Navy es algo completamente nuevo dentro de la industria cinematográfica. Los Navy tienen vida propia, y sí se ha notado un salto evolutivo desde el Gollum de Peter Jackson.

Pero tampoco confundamos churras con merinas. De lenguaje nuevo, ni un ápice. La manera de narrar que ofrece J.Cameron en Avatar es tan antigua como el montaje de D.Griffith. Avatar no es sino una versión mucho más endeble de lo que Peter Jackson mostraba en El señor de los anillos (segunda comparación odiosa del post), la cual sigue cobrando vida año tras año, por ritmo, por planificación, por intensidad, por historia y por su conjunto global. La música de Avatar sigue siendo excesiva (como en Titanic) y subraya todo innecesariamente. Los ritmos narrativos se pierden en arritmias contínuas al igual que sucedía en Titanic (1995). Y los clichés crecen a lo largo de la película, con la facilidad con la que la hiedra se extiende en el mundo Navy.

Creo que Avatar en 3D, y Avatar en 2D, no cambia especialmente. De todas formas, acudiré de nuevo a las salas en una versión en HD, para disfrutar del entrenamiento, los vuelos y la balla final (únicos tres momentos vibrantes), y para cerciorarme de lo aquí expuesto.

Avatar tiene algo. De eso no cabe duda. Pero posee un metraje excesivo, para narrar una historia llena de clichés, usando un lenguaje nada novedoso en el medio cinematográfico. De su estrategia comercial, del montón de juguetes que se venderán a partir de esto y de su capacidad para aprovechar el 3D en determinadas partes (sólo en algunas) no me cabe duda. Pero eso son contenidos publicitarios.

Yo prefiero rumiar sobre si Spielberg utilizará en su Tintín esta tecnología o si Peter Jackson la pondrá al servicio de El Hobbit, y del futuro director de la saga, Guillermo del Toro. Porque ahí sí hay tres directores que controlan bien los ritmos. Pero no olvidemos lo fundamental. Detrás tiene que haber historia.

O como esta tarde ha comentao una de mis alumnas en clase, que paradoja tan grande, que en una película tridimensional, los personajes sean tan planos. Ni Groucho Marx lo habría expreseado con mayor claridad.

A disfrutar pitufines.

4 comentarios:

Aragüés dijo...

Más de acuerdo de lo que piensas, amigo Nacho. Pero qué te voy a decir que no haya dicho ya (y tú bien dices): Avatar es un disfrute.

Sally dijo...

Si ya tenía pocas ganas de verla, ahora casi con toda seguridad no seré yo quien pague en el cine por esta película. Me gusta tu última frase y me parece muy ingeniosa pero discrepo en algo: Mel Gibson no sólo me parece un pésimo actor sino también un ser absolutamente desagradable, xenófobo y reaccionario.
Un saludo.

Eo dijo...

Esperé a leer esta entrada del blog hasta haber visto la peli (para no ir con ideas preconcebidas). Ahora que ya le ha visto, estoy de acuerdo con todo lo que dices: demasiado larga, abuso musical, nada nuevo... ni siquiera en 3D. ¡Y por favor, que cambien el modelo de gafas que mi nariz estuvo sufriendo las casi tres horas de la peli como si le clavaran agujas en el hueso internasal!. ¡Y que se las den limpias al espectador, que con 9 euros que vale la entrada ya podrían pasarle una toallita antes de la nueva sesión!

concavo dijo...

Véala en 3D, hágame el favor, y luego repita lo del metraje excesivo, etc.

En cuanto a lo demás (personajes planos, referencias, etc.), qué se esperaba de una película no ya comercial, sino con vocación de mayor box office de la década desde su origen.

Hay que disfrutarla sin prejuicios.