Ten cuidado con la gente. Procura no pisar al de al lado. Y que a ti no te pisoteen. Eso nunca. Busca, compra, compara y llévate a García Márquez a casa.
A peso. Póngame tres de “Gabo”, por favor. ¿A cuánto dice que va el kilo? ¡Al mejor precio
señora! Ni mire en al librero de al lado, está en el lugar adecuado. Si es de bolsillo te
cabe en el bolso. Si es de Bolson, mejor al cajón. Mucha página. Si es de tapa dura, estás en peligro. Las cosas duras siempre hacen daño. Siempre. Tú llévatelo. Y que sea de tapa blanda. ¿No hay más blanda? No señora, de los de plastilina ya no quedan. Dirás que
te llevaste uno el día del libro. Eres un afortunado. Se agotaron, pero tú te llevaste uno. Lee a los que se
mueren. Solo a los que se mueren. Ni se te ocurra leer a alguien que está vivo.
Si el escritor no está muerto, el libro es una mierda. Eso lo sabe todo el
mundo. Todos lo son. Bueno, casi todos. El de Adolfo Suárez es una maravilla. Ah,
que también ha muerto. Vaya, qué sorpresa. Con lo bueno que era ese hombre. Adolfo en sí es
un nombre de lo más interesante. Que se lo digan a los alemanes. La bandera se
viene a pique. El escudo se viene a pique. El pique también se viene a pique. En
Lérida preparan la aduana. Te darán una rosa al entrar. Y con suerte,
también un libro. Aunque no será de Adolfo Suárez. Allí el precio por kilo de libros ha subido. Sobre todo en historia. Sigue mirando, empújate entre el
gentío. Las librerías están vacías. Nadie entra en ellas. Hay que sacar los
libros a la calle. Hay que sacar a pasear al
perro. Hay que sacar de quicio. Si miras en Uniliber e Iberlibro encontrarás
lo mismo. De segunda mano. Pero a ti te gusta estrenar. Estrenarlo todo.
Estrena coche. Estrena casa. Estrena perro. Estrena pantalones. Estrena todo lo
que puedas. Estrénate también a ti mismo. De vez en cuando, reinventarse no
viene tan mal. Pero compra hoy, que es el día del libro. Hoy compra. Sobre
todo, compra. Que hay un 10% de descuento. Y eso es un dineral. Un 10%. Es
menos que el número de parados. Y menos que el IVA cultural. Es más de lo que subirá
tu sueldo en toda tu vida. Así que aprovéchalo. Que el kilo está barato. Cuando
estés harto de dar vueltas, vuelve a tu casa, deja los libros en la mesita de
noche y enciende la tele. Belén Esteban firmando libros. Mónica Carrillo firmando libros. Y el tuyo de
García Márquez (perdón, de “Gabo”) sin firmar. Con lo que te hubiera gustado a ti que te lo firmara Adolfo.
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