lunes, 30 de junio de 2008

Un fútbol asombroso triunfa en Viena.


Si hemos ganado una Eurocopa, no hay nada imposible...Lo de hoy sí que ha sido un día para la historia, que nadie olvidará. De aquí a muchos años se dirá: ¿recuerdas el día en que ganamos a Alemania en una final? ¡Que tiempos aquellos! ¡Eso sí era una selección! ¡Disfrutemos pues del pedazo de equipo que tenemos ahora!

viernes, 27 de junio de 2008

Hoy no es un viernes cualquiera...


Podría ser un viernes cualquiera de estrenos en la cartelera española. Pero tras todas las aventuras que Nacho Vigalondo ha sufrido para estrenar su película aquí quizá no lo sea. Hoy se estrenan los Cronocrímenes. Quien a día de hoy, que se considere amante del cine y viva en España, no haya oído hablar de Nacho Vigalondo, o ha estado encerrado en un zulo parecido al de Old Boy o pertenece a una galaxia extraña que todavía no ha descifrado el idioma español.
Esperemos que la película esté a la altura de las expectativas creadas y que no decepcione. Al menos, con el cartel y el trailer, uno ya siente la sensación de que va a asistir a algo poco habitual en nuestro cine.

Para el que quiera conocer más, Chico Santamano, le ha realizado una hija puta entrevista fantástica en su blog que no tiene desperdicio.

Ah...se me olvidaba...¡El día 29, España campeón! (Sí, yo ayer también soñe que España ganaba la Eurocopa).

domingo, 22 de junio de 2008

Salomón en el Festival Internacional de cine de Calasparra.


Pronto hará un año del rodaje de Salomón. Doce meses después de aquel intenso verano, cuando el cortometraje comienza su ciclo de distribución, nos llegan buenas noticias desde Calasparra: el próximo miércoles 25, Salomón se proyectará dentro de la sección de cortometrajes finalistas del 2° Festival Internacional de Cine de Calasparra. (Murcia). A los que vivan cerca, veraneen por allí o tengan interés en verlo, será a las 20:00 h. en el Auditorium de Calasparra. El martes 24 se proyectará también dentro de la misma sección, el multipremiado cortometraje El talento de las moscas de Laura Sipán. Buenas noticias, porque no decirlo, para el audiovisual aragonés.

lunes, 16 de junio de 2008

Imperfecto imitador


Ella es el partido retoma las bases de la screwball comedy clásica, en una copia llena de buenas intenciones que se olvida sin embargo de las mayores virtudes de este género.

A grandes rasgos existen tres maneras de enfocar una película para cualquier director: una basada en la novedad a partir de nuevas estructuras que suelen sorprender por su frescura y su originalidad, otra que bebe de sus antecesoras para aportar un nuevo punto de vista sobre un tema o género, y la que directamente no duda en imitar algo que ya se ha realizado, en este caso en un buen intento nostálgico de sacar algo de brillo a un género que hace años duerme bajo montañas de polvo. La última película de George Clooney tras las cámaras, no sólo intenta realizar un tipo de cine que requiere mucha más astucia verbal y mejores situaciones que las planteadas, (véase Howard Hawks, Ernst Lubitsch, George Cukor o Billy Wilder) sino que se mueve en un terreno dónde no queda claro si la película es una comedia romántica pura, o sin embargo una película con la intención de narrar los inicios del fútbol americano tras la primera guerra mundial. En cualquiera de los casos, la mezcla de ambas tramas hace que finalmente ninguna resulte interesante, o que cuando una adquiere interés se vea salpicada constantemente por la otra.


No cabe duda que George Clooney siente cierto interés por las películas con un toque histórico. Al igual que en Confesiones de una mente peligrosa y Buenas noches, buena suerte, en Ella es el partido está cuidado al máximo cualquier elemento de su puesta en escena. La película destaca por sus trajes de época, su logrado ambiente de posguerra, una fotografía cálida claramente envejecida, unos créditos tanto de inicio, como al final basados en fotografías de época y un jazz que quizá sea la parte más interesante y acertada del film. Por no hablar del detalle de la Universal, que utiliza su primer logotipo, aquel que usara en los años 30 para sus films de terror. En definitiva, destaca en todo lo que lo que debería pasar desapercibido cuando la historia que se cuenta es relevante. Pero toda esta puesta en escena, que recuerda demasiado a la estética de O`brother, dónde (¡vaya coincidencia!) Clooney trabajó como actor, tan sólo sirve de envoltorio para un relato que extraña enormemente el subtexto en sus diálogos, que añora mayor riqueza narrativa tras la cámara y que abusa sin disimulo de las secuencias de montaje, para suplir sus diversas carencias temporales. Es el problema que tienen las imitaciones (véase también El buen alemán), que una vez asumido el riesgo de hacerse pasar por algo que no se es, hay que saber engañar a quién ve la imitación. En caso contrario, el espectador descubrirá al fantástico actor que se esconde tras la imitación, y se fijará más en las múltiples costuras del títere sobre el escenario, que en la representación que lleva a cabo el imperfecto imitador.

viernes, 13 de junio de 2008

Llegará, llegará...llegó.


Y parece que fue ayer cuando anunciaban que la Expo vendría a Zaragoza. Han pasado poco más de tres años y hoy al final se inaugura. No estamos muy habituados a que en todos los medios de comunicación (tv, radio, prensa, internet) Zaragoza sea el centro de atención. Hoy, en cualquiera de ellos no hablan de otra cosa, y eso creo yo, es motivo de orgullo y de alegría para los aragoneses.

Hay veces, y pese a lo que piensen los escépticos, en las que uno se siente orgulloso de su ciudad. Hoy es una de esas veces. Hoy es un día para sentirse orgulloso de lo que Zaragoza le va a mostrar al mundo.

¡Disfrutemos pues de la Expo Zaragoza 2008!

jueves, 5 de junio de 2008

SEMI - INQUIETANTE.


Las múltiples carencias de las últimas adaptaciones de novelas de Stephen King se convierten en La niebla en virtudes que no acaban de aprovecharse.

Existen tres nieblas consideradas por los especialistas en efectos visuales, como las más logradas de la historia del cine: la que da título al film de John Carpenter, la creada por el departamento de efectos especiales para Los Otros de Alejandro Amenabar y la usada en La amenaza fantasma (copia del programa informático que se usó en Los Otros), que desgraciadamente no sirvió para mucho. Probablemente, la niebla creada para la nueva película de Frank Darabont, sea el único efecto visual creíble, en una película que sin embargo posee su mayor virtud en no supeditarse a las escenas digitales para construir la atmósfera tensa e inquietante que sobrevuela gran parte de la película.

La cuarta película de Frank Darabont, tiene como sus antecesoras (Cadena perpetua, The Majestic y La milla verde) un tema común, que comienza a ser recurrente en su filmografía: un grupo de personas encerradas en un mismo espacio deben enfrentarse a sus pulsiones más profundas. En esta ocasión, una niebla, repleta de cantidad de bestias (casi todas de una pésima animación digital), obliga a los habitantes de un pequeño pueblo americano a entenderse para sobrevivir. Éste es el punto de partida, a partir del cual Darabont, mostrará los diversos roles, pecando de un exceso de clichés, que conforman la sociedad de clase media americana: una fanática religiosa, un tipo cualquiera llamado a ser el héroe, un padre altamente protector de su familia, un abogado descaradamente escéptico, etc. Con esta serie de personajes, Darabont logra inquietar en la primera parte del film, arrinconando en el pequeño supermercado a sus personajes ante el elemento amenazante: la niebla. Crea una ambiente tenso, tan difícil de mantener durante las dos horas de la película, que pasado el primer acto se va diluyendo poco a poco en escenas totalmente innecesarias, en las que los personajes se ven obligados a salir del espacio donde han sido encerrados y a enfrentarse directamente a los seres que pueblan la niebla. Y sin embargo, no aprovecha tan buena oportunidad para profundizar en unos perfiles cuyas motivaciones no quedan demasiado claras, y dónde la mano del guionista reluce sin disimulo en más de una ocasión (¿un campeón de tiro estatal de repente?, ¿un agujero en el cristal y toda una noche sin que suceda nada? en una película que pese a todo se sustenta por un ritmo narrativo bien medido, y que remonta en un final crudo y sorprendente como pocos en este género. Demasiado tarde, por desgracia para enganchar a los espectadores, que al salir de la sala del cine, se encuentran más pendientes de rumiar con cierto escepticismo, si el siguiente proyecto de Darabont, Farhenteit 451, estará a la altura de la mal envejecida obra de Truffaut.