El sábado presentamos la comunicación dentro del NECS en la Kadir Has University de Estambul (foto). Joseba fue el encargado de presentarla. Tuvimos la suerte de poder extendernos más de lo previsto ya que dos de los cuatro miembros que formaban el panel no asistieron a la comunicación. De modo que dio tiempo a presentar todo lo que habíamos preparado. Hubo varias preguntas al finalizar la comunicación que derivaron en un interesnte debate sobre las razones que llevan a los jóvenes que consumen cine de terror a reírse con cintas como Funny Games de Haneke y sin embargo a pasar verdadero pavor con películas como REC y REC 2. ¿Qué acepta este público joven como verosímil? ¿Qué nos pide el público actual en el cine de terror? ¿Es más importante la experiencia que se vive con REC que lo que la película en sí mismas pueda contarnos? Creemos que el miedo en REC surge del análisis sociológico que la película realiza, y de una comunidad de vecinos en la que todos desconfían de todos, y que resulta tan cosmopolita como la capital catalana. No se sabe de dónde surge el miedo, y no se sabe quién es el responsable. Sin embargo esta desconfianza hace que el miedo se extienda, y que poco a poco cobre forma, extendiéndose con la ayuda de las nuevas teconologías. Más allá del punto de vista adopotado por la cámara, o de la improvisación y la forma en la que se concibieron las películas, lo que nos parece interesante es cómo ese bloque de vecinos representa la multiculturalidad, pero también la desconfianza que genera miedo. Y cómo a partir de esta multiculturalidad de vecinos se construye un modelo de ciudad (Barcelona) que influye de manera determinante en el planteamiento, desarrollo y visionado de la película.
Sin embargo REC también es un ejemplo perfecto de cómo rentabilizar una pequeña producción de género española (apenas millón y medio de euros gastados y casi un millón y medio de espectadores en salas), conectando directamente con lo que el público adolescente pide en la actualidad en una cinta de terror: vivir una experiencia, más que asistir a la proyección de una película. Lo cual nos puede llevar a replanternos hasta qué punto está cambiando el rol y el papel de una película actual en las salas comerciales cuando los jóvenes asisten en masa para vivir en comunidad experiencias terroríficas, independientemente del contenido de las películas. ¿Da más miedo eso o la propia película? Ese es otro tema...quizá para otro congreso. De momento, el balance de este año ha sido más que positivo.
Ahora a pensar en la defensa oral del proyecto de investigación que tengo que defender el próximo miércoles en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. De nuevo cambio de chip, de REC a The Wire.